La cruzada rusa contra los inmigrantes georgianos, desencadenada por la expulsión de cuatro militares rusos de Georgia, alcanzó ayer a los más pequeños.

La policía ha reclamado las listas de los alumnos de las escuelas de Moscú con apellidos georgianos para verificar si sus padres viven legalmente en Rusia, y expulsarlos en caso de que no sea así. El departamento de Educación del Ayuntamiento de Moscú confirmó que decenas de escuelas recibieron una orden policial para que facilitaran datos, aunque aseguró que la medida no está dirigida contra los menores. "Es inadmisible guerrear contra los pequeños", dijo la directora del departamento, Liubov Kezina. La ley rusa permite que los niños que no tienen permiso de residencia estudien. Pero si sus padres son deportados, los menores deberán seguirlos a sus países de origen.