Como si durante dos semanas hubiera estado esperando el momento preciso, el presidente húngaro, Laszlo Solyom, pidió ayer la dimisión del primer ministro, Feren§ Gyurcsany, minutos después del cierre de la jornada electoral en la que los húngaros estaban llamados a elegir sus alcaldes y representantes municipales. "La indignación está justificada", señaló Solyom en un discurso televisado en referencia a las protestas que han sacudido a Budapest.

El presidente húngaro acusó al primer ministro de usar "métodos impropios" para ganar las elecciones de abril --Gyurcsany mintió sobre su proyecto económico y fue sorprendido reconociéndolo-- y dijo que "el Parlamento tiene ahora la posibilidad de actuar". "Las protestas pacíficas que han tenido lugar en el país son la prueba del saludable sentido de la moral del pueblo", dijo.

COMICIOS CLAVE El discurso de Solyom ha reavivado la crisis. Los resultados de las municipales serán decisivos, ya que podrían darle al primer ministro una herramienta para defenderse. Anoche no se conocían los resultados preliminares.

Minutos después de la intervención, el portavoz socialista Istvan Nyako dejó claro que Gyurcsany tiene la "total confianza" por parte de la mayoría liberal-socialista del Parlamento.