En la parada de bus justo a la salida de la estación de tren y metro de King´s Cross, donde se acumulan decenas de ramos de flores, hay colgado, al lado de varias fotos de viajeros desaparecidos, un anuncio que podría ser una llamada desesperada más en busca de una persona querida. La última frase del cartel, realizado por el ayuntamiento para que la gente vaya con cuidado por la calle y utilice el transporte público, es escalofriante: "No mueras antes de que hayas vivido".

Son coincidencias del destino, como aquella otra publicidad en el autobús destrozado en la plaza Tavistock, donde murieron 13 personas y otras sufrieron terribles heridas. El cartel, de una película estrenada esta semana, The Descent , habla de "terror total". Que se lo pregunten a los pasajeros, a los transeúntes, a los médicos. O a los familiares de la treintena de personas que el jueves por la mañana desaparecieron del mundo. Llevan tres días enseñando fotos de sus seres queridos, que desde las 9 horas de aquella fatídica mañana ya no contestan a las llamadas, pero tampoco figuran en la lista de heridos de ningún hospital.

Musulmán e hindú

"La incertidumbre, eso es lo peor de todo. Sólo pido que un médico, una enfermera, un policía dedique dos minutos a mirar la foto de mi novia", dice Gous Alí, el novio de Neetu Jain. El es musulmán, ella hindú. Le llamó a las 9.37 para decirle que la habían evacuado del metro en Euston, y que iba a coger el bus. Seguramente el peor bus que podía coger. Diez minutos después, la parte trasera del 30 voló por los aires.

Gous y otros tantos familiares y amigos más han estado más de dos días desatendidos e incomprendidos. Sólo podían llamar a la central de emergencias, que ha recibido ya 150.000 llamadas. Les decían que esperaran noticias en su casa. Imposible. David Webb se acerca por segunda vez en dos días a la estación de King´s Cross con la foto de su hermana, Laura, de 29 años. "Es lo único que puedo hacer por ella. No puedo quedarme en casa. Ahí están mis padres, que en 24 horas han envejecido mucho. Laura nunca estaría tanto tiempo sin llamarnos".

No es hasta las 15.45 horas del sábado, una eternidad después de las bombas, que el Gobierno abre en un pabellón deportivo cerca de la estación de buses de Victoria un centro para la atención a los familiares de las víctimas. La ministra de Salud dice que "es un lugar donde los familiares pueden encontrarse con gente que está pasando lo mismo que ellos. Eso sirve de mucha ayuda, reconforta". Una voluntaria le reprocha: "¿Cómo han tardado tanto en abrir un centro así?".

No hay listas de víctimas

Dentro del aparente orden en Londres, no todo funciona como debería. No hay listas de heridos ni desaparecidos. Ningún muerto ha sido identificado. Hasta el sábado por la tarde, no llegan las primeras víctimas mortales a la morgue. Si toda Inglaterra se entera de quienes son esos desaparecidos o fallecidos, es por esos familiares y amigos desesperados. Como los de una chica polaca, Karolina Gluck. Su retrato es el más grande, a formato de póster.