Muchos se han rasgado las vestiduras por la alta abstención de las europeas, vaticinando el fin del proyecto europeo. Pero la construcción seguirá adelante a gusto, como siempre, del eje franco- alemán, con el freno británico. Y se hará a gusto de estados, por encima de ideologías --como refleja el eje-- y de la voluntad inicial de unificación. La Europa a la carta hace distingos y se aleja de un proyecto en el que alemanes y españoles, por ejemplo, tengan igualdad fiscal o social. El todos a una sucumbe en la frontera de los estados y, como reflejo, en casa de los ciudadanos.

*Periodista.