La imagen del viejo halcón Rumsfeld regañando en Múnich a los tres países que se han atrevido a cuestionar la cruzada de EEUU contra Irak resultaría grotesca si no se tratase de una reliquia de la guerra fría. Pero no deja de sorprender que, como portavoz interesado de esa coalición --y lo de interesado tiene el doble sentido de afectado y beneficiado, porque sólo las petroleras de EEUU y del Reino Unido sacarán tajada de ese montaje-- siga utilizando argumentos tan débiles y manidos como la