El gobernador de Nuevo México y excandidato a la designación demócrata a la Casa Blanca, Bill Richardson, anunció ayer que rehúsa el cargo de secretario de Comercio en la Administración del presidente electo, Barack Obama, por una investigación judicial en marcha en su estado en la que se dilucida las relaciones de su administración con una empresa privada. No obstante, el popular político de origen mexicano no renunciará al sillón de gobernador. Obama aceptó "con gran pesar" la renuncia de su antiguo rival.

"Déjenme aclarar --dijo Richardson a la cadena de televisión estadounidense NBC-- que tanto yo como mi Administración hemos actuado adecuadamente en todas las cuestiones y que el procedimiento en curso llegará a esta conclusión". "Sin embargo" --añadió-- "la actual investigación habría obligado a un retraso insostenible en el proceso de confirmación".

Un gran jurado de Albuquerque investiga si la empresa CDR Financial Products, que hizo importantes contribuciones a la campaña de Richardson, ganó de manera impropia 1,4 millones de dólares (un millón de euros) realizando trabajos para el estado de Nuevo México. Anoche, el presidente electo llegó a Washington para unirse a su esposa, Michelle, y sus hijas Sasha y Malia, de siete y 10 años, que se encuentran en la capital estadounidense desde el sábado. Las niñas comienzan hoy las clases en su nuevo colegio, el Sidwell Friends. Una elitista institución privada que cuesta unos 21.500 euros anuales, al que también asistió Chelsea Clinton. De momento, los próximos inquilinos de la Casa Blanca se alojan en el histórico Hotel Hay-Adams, porque el pabellón de invitados de la Casa Blanca, Blair House, les fue denegado hasta el próximo 15 de enero. La excusa que esgrimieron para la negativa fue que el edificio está reservado para celebrar recepciones y reuniones de despedida de los miembros de la actual administración.