Frente al intento de la derecha de "apropiarse de todo" y de "mezclarlo todo", Ségol¨ne Royal defendió anoche en París una alternativa clara de izquierdas y la Francia popular y diversa. "Francia es diversa, múltiple, coloreada y mestiza", dijo en uno de los pasajes más aplaudidos de su discurso de 45 minutos, que empezó a la defensiva, pero terminó con críticas al "capitalismo loco", al "liberalismo salvaje" y a la "oligarquía" de la derecha que se cree heredera del poder.

Royal llenó el hall Carpentier en un mitin al que había convocado a los elefantes del partido. Acudieron Dominique Strauss-Kahn, Henri Emmanuelli y otros, pero no Lionel Jospin, que se excusó por un compromiso. En un escenario decorado en azul celeste --no en rojo, color del partido-- y con el lema El progreso para todos, el respeto para cada uno, la candidata socialista abrió su discurso con críticas a los medios de comunicación que la ven perdedora, dijo que "sabía que la batalla sería dura" y defendió su estilo de campaña, la democracia participativa.

Sin citar nunca por su nombre a su rival Nicolas Sarkozy, al que llamó siempre "el candidato de la UMP" (Unión por un Movimiento Popular), advirtió de que en las elecciones presidenciales no se elige entre dos personas, sino entre "dos concepciones de la sociedad". Francia "no es la mezcla del Antiguo Régimen y de la Revolución Francesa", como pretende su adversario, afirmó.

Laicidad "Francia no pregunta a los ciudadanos de dónde vienen, sino adónde quieren ir juntos", lanzó también en referencia a Sarkozy, de cuyo eslógan A Francia se la ama o se la abandona dijo que está inspirado en la derecha norteamericana de la época de Vietnam y en la dictadura brasileña. Y frente a las reformas comunitaristas que promete el ministro del Interior, abanderó la laicidad como primera regla de Francia.

Mientras, el candidato de la UMP contestó a preguntas de 100 franceses en el programa de la cadena TF-1 Tengo una pregunta que hacerle. Durante dos horas, hubo solo dos momentos conflictivos, referidos a la homosexualidad y a la inmigración. Dos jóvenes homosexuales le interpelaron sobre su negativa a legalizar el matrimonio gay y uno le calificó de "homófobo". Sarkozy defendió que "el matrimonio es la institución familiar que permite tener hijos", rechazó la adopción homosexual y recordó que es "el primer hombre de la derecha" que ha propuesto una unión civil en las alcaldías.

Otro joven le acusó de haber traspasado "la línea que separa a un candidato demócrata republicano de un populista", de servirse de "ideas racistas para conseguir sus fines" y de dedicarse a "una pesca ideológica" de los electores de Jean- Marie Le Pen. Sarkozy aclaró: "Cuando se vive en Francia se respetan sus reglas; es decir, no se es polígamo, no se practica la escisión a las hijas ni se degüella el cordero en el apartamento".