Tras haber esperado una semana, la fiscalía general rusa abrió ayer una investigación sobre la sospechosa muerte en prisión del jurista Serguéi Magnitski, empleado de una importante compañía que manejaba inversiones extranjeras en Rusia. Fue necesaria una orden directa del presidente ruso, Dmitri Medvédev, para que los fiscales se interesaran acerca de cómo un hombre de 37 años, que fue arrestado de forma preventiva hace un año en perfecto estado de salud, pudo morir, según la versión oficial, de un ataque de corazón en el hospital de la prisión moscovita Matrosskaya Tishina.

"El presidente encargó al fiscal general, Yuri Chaika, y al ministro de Justicia, Aleksandr Konovalov, abrir una investigación sobre las circunstancias de la muerte del abogado", dijo la portavoz del Kremlin, Natalia Timakova. El abogado de Magnitski, Dmitri Jarítonov, afirmó que en prisión el jurista desarrolló problemas en páncreas y estómago. "Se le negó la atención para presionarle con el fin de lograr de él testimonios", dijo.

A Magnitski le acusaban de fraude fiscal por valor de 12 millones de euros. Según la investigación, el jurista ideó esquemas ilegales para la empresa Hermitage Capital Management con el fin de ocultar beneficios y reducir la cantidad a pagar al fisco.

Las acusaciones llegaron después de que en el 2007 Magnitski acusara a un grupo criminal controlado por la policía de haberse apoderado ilegalmente de 125 millones de euros de Hermitage Capital. Según Jarítonov, el verdadero objetivo de los fiscales era el presidente de Hermitage Capital, Bill Browder.