El asesinato del líder de Hamás, Abdelaziz Rantisi, agravará la espiral de violencia en Oriente Próximo y sabotea los esfuerzos para encauzar la paz. Con la sola excepción estadounidense, que evitó condenar a Israel, ésta es en resumen la postura expresada por la comunidad internacional en relación al último asesinato selectivo ordenado por Ariel Sharon.

La consejera estadounidense de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, se mostró prudente, limitándose a pedir a Sharon que "considere las consencuencias" de sus acciones, pero reiterando el derecho a "la autodefensa".

En nombre de la UE, el ministro irlandés de Exteriores, Brian Cowen, pidió a Israel que ponga fin a las ejecuciones extrajudiciales. Cowen subrayó que el respeto al derecho internacional "es lo que diferencia a los gobiernos democráticos de los grupos terroristas".

Gran parte de los estados árabes dirigió sus críticas contra EEUU por el apoyo sin fisuras que ofrece a Sharon.

El portavoz del Ministerio ruso de Asuntos Exteriores, Aleksandr Yakovenko, manifestó su preocupación por las "posibles consecuencias" del asesinato de Rantisi.