La derecha populista y xenófoba ganó las elecciones generales de ayer en Suiza y cuestionó la fórmula mágica con la que se gobierna el país desde 1959. La Unión Democrática del Centro, del millonario Christoph Blocher, se convirtió en la primera fuerza, en votos (27,2%) y en escaños (56), de Suiza.

A pesar de perder el primer puesto político, los socialistas ganaron un diputado, con lo que tendrán 52. Los dos partidos de la derecha clásica cosecharon una gran derrota: los radicales y los democristianos perdieron cada uno ocho escaños, sumando 62 en el próximo Parlamento. Los Verdes lograron 14, cinco más que en 1999.

Menos impuestos, una mayor seguridad, freno a las negociaciones de acercamiento a la Unión Europea y más restricciones a la inmigración forman el discurso de Christoph Blocher.