El primer ministro francés, Dominique de Villlepin, ha afirmado que no presentará la dimisión por el montaje político conocido como caso Clearstream, y ha acusado a la prensa y a la oposición de haberle sometido a un "linchamiento público". El jefe del Ejecutivo ha anunciado que prestará toda su "ayuda" a los jueces si éstos le solicitan. "Estoy a su disposición para responder a sus preguntas", ha agregado.Villepin ha insistido en que "nunca" encargó investigaciones sobre otros políticos, como el titular de Interior, Nicolas Sarkozy, acusación que le atribuyó la pasada semana el diario Le Monde, que citó como fuente la declaración del general Philippe Rondot ante los magistrados que instruyen este caso. La conspiración Clearstream, destinada a arruinar la imagen de varios dirigentes políticos e industriales, entre ellos Sarkozy, pudo ser organizada desde la cúpula del Estado francés, según la prensa gala. La oposición lo ha calificado de "asunto de Estado" y ha exigido la dimisión del primer ministro.Intereses electorales"Nada justifica hoy mi salida del Gobierno", ha declarado el jefe del Gobierno a radio Europe-1. Villepin ha asegurado haber sido "acusado gracias a declaraciones trucadas y hoy desmentidas", y ser la víctima de "una campaña de rumores" que intenta "desprestigiar" su nombre "y el de la democracia francesa".En opinión del primer ministro, las acusaciones sobre su implicación en el caso Clearstream obedecen sólo a la proximidad de las elecciones presidenciales. "Desde hace décadas se repite el mismo escenario. Un año antes de los comicios llegan los escándalos", ha comentado De Villepin, que ha negado que el presidente Jacques Chirac estuviese detrás de una posible investigación sobre Sarkozy. Paralelamente, el general y exresponsable de los servicios secretos franceses, Philippe Rondot, ha confirmado la versión de De Villepin y ha asegurado, en una entrevista concedida al diario Le Figaro, que el primer ministro nunca le dio órdenes de espiar a Sarkozy.