Las obras de mejora del Mercado de Calatrava no terminan de hacerse realidad. Después de los constantes retrasos, cuando los tenderos habían dado el visto bueno al anteproyecto de las obras --lo conocieron en julio del año pasado-- y parecía que las administraciones local, regional y nacional se habían puesto de acuerdo en la financiación, surge un nuevo contratiempo: la crisis económica y el plan de recortes del Gobierno central.

La concejal de Mercados, Carmen Yáñez, aseguró a este diario que "a pesar de que ya se firmó un convenio que valoraba la viabilidad y la distribución de los frescos y comerciantes, con la crisis, desde el Ministerio de Industria han retirado su apoyo económico al proyecto". Un proyecto cuyo coste estaba cifrado en seis millones de euros, con los que se pretendía aumentar la calidad y los servicios ofrecidos.

Por ello, a partir de ahora, las actuaciones del consistorio se apoyarán en la Junta de Extremadura y en la búsqueda de nuevas inversiones procedentes de "otras líneas que quedan pendientes, como el Instituto de Crédito Oficial (Ico)", una agencia pública financiera que se encarga de sostener y promover actividades económicas que contribuyan al crecimiento y la mejora de la distribución de la riqueza nacional.

Así, según Yáñez, con los presupuestos municipales ya aprobados --que reservan una partida de más de 750.000 euros a este efecto--, la actuación más inmediata para avanzar hacia ese nuevo modelo de mercado de abastos "sería la firma del convenio de financiación con la Junta de Extremadura". Aseguró que en estos momentos "se están viendo las condiciones", pero la edil no especificó qué porcentaje de esos seis millones cubrirá el Gobierno regional ni en qué fecha estimada podrían empezar las obras. Solo pudo asegurar que "la redacción del proyecto estará lista, como máximo, a finales de este año".

CAMBIO RADICAL La reforma para la modernización del Mercado de Calatrava lleva varios años en el aire. El verano pasado, en la presentación del anteproyecto, se puso de manifiesto que estas obras de mejora pretendían convertir al mercado municipal en el eje comercial y económico de la ciudad, a pesar de contar tan solo con 23 locales abiertos de los 54 que posee.

El mismo alcalde, Angel Calle, aseguró que se iba a beneficiar del turismo de la zona centro, que a su vez aumentaría con la adecuación y mejora del entorno del Templo de Diana. A los comerciantes se les prometió "un mercado de nueva generación, con nuevos puestos de venta, una imagen más moderna y un uso más comercial", pero lo cierto es que casi un año después y debido a la crisis, los emeritenses siguen adquiriendo sus frescos en las mismas condiciones, sin escaleras mecánicas, sin ascensores y sin una planta superior en la que disfrutar de un moderno restaurante o de la actividad comercial complementaria al mercado, tal y como recogía ese anteproyecto.