El primer Mundial de la historia con videoarbitraje depara ya unas cifras muy remarcables. Existía curiosidad por comprobar cómo afectaría la tecnología al desarrollo de los partidos en Rusia. El análisis de los 36 primeros, rebasado el ecuador del torneo, refleja novedades en varios campos, como el aumento de los goles a balón parado y la reducción de los fueras de juego, pero lo más notorio se produce en dos puntos decisivos: el VAR incrementa los penaltis y reduce las expulsiones de forma drástica.

Podría argumentarse que en esas conclusiones existe también un factor de casualidad, pero es innegable que la implantación de la tecnología ha tenido consecuencias claras en la metodología de los árbitros y en el comportamiento de los jugadores, que ahora se sienten más vigilados. El VAR tiene un efecto disuario claro. El juego sucio es más fácil de cazar que antes.

Iniciada la tercera jornada de la fase de grupos, con 36 de los 64 encuentros disputados, se han pitado ya 20 penaltis, superando el récord total que se produjo en las ediciones de Francia-98 y Corea y Japón-2002. Las dos penas máximas en el Irán-Portugal de ayer fueron las últimas. Quedan 28 partidos para rebasar la marca con creces. En el 2014, por ejemplo, solo se pitaron 13 penaltis en todo el torneo y a estas alturas solo se habían señalado siete.

Exageración de Neymar

Casi la mitad de esos penaltis fueron señalados gracias a la revisión de las imágenes. Para la historia quedará el primero, que tuvo lugar en el Francia-Australia. El uruguayo Andres Cunha dejó inicialmente seguir una jugada en la que Griezmann cayó ante la entrada de Risdon. Pasados unos segundos se decantó por señalar el penalti en una acción muy dudosa.

Otro momento para la historia del fútbol llegó en el Brasil-Costa Rica. En este caso le tocó el protagonismo a Neymar, que puede convertirse en un clásico de este tipo de jugadas. El holandés Kuipers señaló el punto fatídico por un ligero contacto. Al ver el vídeo dio marcha atrás y dejó seguir el juego.

Si sorprendentes son las cifras de penaltis también lo son las de las expulsiones. El germano Boateng, el colombiano Carlos ‘La Roca’ Sánchez y el ruso Smolnikov son los únicos que han visto una roja. En el caso del centrocampista de la Fiorentina fue la segunda más rápida en unos mundiales. En Alemania-2006, por ejemplo, hubo 28 rojas en los 64 partidos. En Rusia solo 3 en 36. Es sintomático.

Odios y pasiones

Los datos corroboran un cambio, pero el VAR sigue levantando odios y pasiones según vaya la cosa. Carlos Quieroz, el seleccionador de Irán, ha sido de los más críticos al considerar que no existe un protocolo claro. «Queremos saber de una vez los criterios para juzgar una jugada. Cuando llego a casa quiero saber si mi hija está embarazada, no si está un poco embarazada. El fútbol pertenece al pueblo. Hay que explicar las cosas sin dudas», reflexiona el técnico.

El más sincero fue Jordan Hendeson, el centrocampista de Inglaterra, agraciada con dos penaltis en el festival goleador ante Panamá. «Me gusta el VAR cuando decide a nuestro favor. Le da a los árbitros mayor información y se evitan injusticias. Vi el penalti que se dio a Brasil y el cambio de opinión del árbitro. Fue una buena decisión».