Recuerdo que antes de las navidades en un canal local de televisión, de cuyo nombre no quiero acordarme, vi un extenso, que no excelente, video-reportaje sobre la última manifestación del negativismo refinero .

Como primer protagonista era entrevistado en directo el líder del Partido Popular señor Floriano , escoltado por una suerte de jefes locales de la derecha autóctona. En plano corto reitera sus recién estrenadas consignas, cuidadosamente construidas desde el oportunismo de la mercadotecnia más ortodoxa. Sin embargo, el argumentario popular de negar el desarrollo económico que implica la refinería por su eventual coste medioambiental, se compadece poco con la doctrina de ese mismo partido sostenida en la ciudad natal del referido líder conservador. Sí, me refiero a la facilidad con que se monetarizaba el bienestar saludable de los convecinos del entorno urbano del colegio de Las Carmelitas, a cambio del beneficio social que pudiera representar la instalación de El Corte Inglés. Con lo que está lloviendo a nivel nacional, me sorprende la bula medioambiental con la que el PP regional quiere agraciar al sector del ladrillo, y sin embargo, no le importa condenar a los infiernos al sector industrial.

La descoordinación doctrinal conservadora ha llegado a la estridencia cuando, los portavoces de su organización agrícola acólita, se manifiestan públicamente y sin pudor, contra las ZEPAs que limitan los aprovechamientos de sus explotaciones agropecuarias. Tampoco pasa desapercibido en este sentido, el abundante color verde con el que la derecha ha tunneado su anticipadísima campaña electoral, que sin complejo alguno, comparte cartel con un eslogan acusadamente terrateniente . A este respecto nada más apropiado que cierto dicho castizo que viste de sedas a simias y la naturaleza indisimulable de estas últimas.

El coprotagonismo de pantalla, también le fue concedido al líder, de momento, de los comunistas extremeños. Este reiteraba su mensaje, más tosco y directo que el del anterior, pero igualmente contrario al desarrollo del complejo industrial. He de reconocer que la coherencia del mensaje de la izquierda alternativa no sufre alteraciones en función de la latitud. Siempre dicen no, a todo que no, por todo que no, y para todo que no. Tanto tiempo en tareas de oposición imprime carácter, carácter negativo por supuesto.

No obstante, la estrella del programa era el líder asambleario local del ecologismo antipetrolero. Se le concedían más planos, se le reproducían los argumentos más pegadizos, así como se le permitía más minutos para atacar a los gobernantes en general (ardid argumental este, muy usado entre los que aspiran a hacer política sin someterse a la legitimación de las urnas). Singularmente se le resaltaban sus opiniones nada partidarias, por supuesto, de la postura del presidente de la Junta y la del candidato del PSOE a presidirla en el futuro. En menos de dos minutos nuestra retina ha sido expuesta a los mensajes de un comunista y un ecologista asambleario, precedidos por imágenes de la derecha agraria de toda la vida. Esta confluencia de imágenes, líderes e intereses podríamos definirla por sus siglas como CEDA . Soy consciente que, la simpatía que despierte esta buscada denominación, correrá distinta suerte entre los aludidos.

XPERO SINx duda, lo más espectacular de la protesta televisada fueron los elocuentes figurantes . Saltaba a la vista un número ostensiblemente alto de manifestantes deliberados; aquellos que concurren al acto político provistos de pancartas, letreros o artefactos alusivos al encuentro. Con menor significación se apreciaba a aquellos otros que se manifestaban espontáneamente con su sola presencia. Estadísticamente era significativamente superior el número de portaestandartes, respecto al de los transeúntes. Este índice es indicador del grado de compromiso y deliberación previa con que se articuló la referida manifestación. Tanta tramoya exhibida requiere planificación, financiación, manufactura y coreografía ensayada, del todo punto incompatibles con la espontaneidad inmaculada del que asiste por convicción íntima a este tipo de actos constitucionalmente protegidos. El artificio de la liturgia le restaba naturalidad a la manifestación.

También el vestuario de los congregados delataba esa confluencia o unión de hecho entre culturas e ideas políticas tan distantes como incompatibles. Era fácil atisbar señoras sin pancarta luciendo sus abrigos de pieles, yendo al paso de jóvenes rastas generosamente trenzados. El objetivo televisivo de señalar la multiculturalidad o amplitud social de los manifestantes se conseguía a costa de dejar en evidencia la alianza contranatura de los asistentes.

En materia medioambiental y desarrollo sostenible, la coherencia ideológica conservadora, que no conservacionista, la pintes del color que la pintes, varía según latitudes; y lo que es peor hace extraños compañeros de cámara; de cámara televisiva por el momento.

*Secretario general de Economía y Trabajo