Dramaturgo

Me defrauda el Dalai Lama cuando se queja de que ninguna autoridad ha ido a recibirle a su llegada a España. Desconoce el Dalai Lama, y por eso me defrauda, porque desconoce. En la cima del conocimiento espiritual aún no se han enterado que en España toda autoridad mira a su bolsillo y a Pekín por lo de vender chupa-chups, fregonas y pelapatatas. Desconoce el Dalai Lama, y por ello me defrauda, yo que le creía sabio (que lo es) y que suponía que en las cimas tibetanas, en el techo del alma del mundo importaba un pepino la altura de nuestras autoridades.

Creo que con Suasenajer-terminator no hubiera sucedido igual, este mandíbula de cartón piedra que gobernará California, hubiera ido a recibirle y le habría saludado en chino (si no es que le da un toque de nalgas primero por lo de la túnica) y en su discurso nos alertaría del peligro amarillo . Por eso nos adelantan los americanos siempre (por la derecha, claro) porque tienen sentido del márketing y carecen de miedo al ridículo.

En España se asentó para siempre el sentido del ridículo con la última rima de Becquer y lo hemos heredado con la peor de sus caras, con el camuflaje de la desinhibición. Parece, sólo parece, que nos despepitamos en cuanto suena una música de strip-tease, pero somos más puritanos que Heidi, parece que tenemos la seguridad de Colón cuando anunciamos avances en materia de seguridad, trenes de alta velocidad o disminución del paro, pero ante los muertos en los estadios, los planos de tren que no concuerdan y el aumento de parados, se nos llenan los calzoncillos de dudas y ante el espejo somos como rubicundas doncellas escuchando lo de Volverán las oscuras...