TCtuando a alguno de nuestros compatriotas que residen en países como Dinamarca, Canadá o Escocia, se les pregunta qué es lo que echan de menos de España no responden "la educación, nuestro sistema sanitario, las ayudas sociales..." sino un escueto: "el jamón, las cañitas, la tortilla de patatas de mi madre"; si acaso, "la familia y los amigos ". Escuchando a quienes emigraron, a este exiliado de interior le entran ganas de coger su mísero título universitario y dejar su patria para solaz de buitres y gorrinos. Por cosas como el aplazamiento del permiso de paternidad de treinta días que iba a entrar en vigor a partir del 2011. Por la coyuntura actual, dicen. Pero ¿ y antes, cuando había dinero para todo ? Cuando le dije a mi prima --vive en Oslo-- que aquí daban un cheque por nacimiento se partió; de risa o de pena, aún no lo sé. Eso es política social con visión de futuro. Hacer lo mismo que en tiempos del No-do . A ella, claro, la crujen a impuestos. Hace frío. A las cinco se hace de noche. Todos a la cama. ¿ Y qué, si a la mañana siguiente podrá quedarse con su niño porque hay un Estado ( y no diecisiete) fuerte y comprometido que asegura su puesto de trabajo y un salario más que digno hasta que su hijo vaya a la escuela? Porque a ese hijo, a esa familia, se les mima y se les exige mucho, y viceversa, porque está en juego la sostenibilidad de una sociedad avanzada. Aquí no parece haber políticas para la ciudadanía, sólo para ganadería electoral. Aún así, conciliando de esta manera tan nefasta e hipócrita familia y trabajo, quitando y dando propinas por parir y criar entre el paro y la miseria, cambiando las leyes de educación cada dos por tres, seguiremos con diez años de retraso respecto a la hora europea. ¿Que por qué me quedo yo, si tanto me quejo? Por lo mismo que ustedes. Por pereza. Y pagamos, en comparación, bastante más que un noruego por unos servicios que no tenemos ni tendremos.

Por cierto, los políticos noruegos suelen ir en bici o en transporte público a su trabajo. En España, ya se sabe: las cañitas, la fiesta, la siesta. Eso quita el sentío. Como en España no se vive en ningún sitio, se suele decir. ¿No será de mal?