WGwalicia empieza a materializar su cambio político. La histórica caída del fraguismo y la existencia de una mayoría parlamentaria progresista llevaron a Dolores Villarino a la presidencia del Parlamento. En días se conocerá la composición de la nueva Xunta que encabezará el socialista Emilio Pérez Touriño y que tendrá al nacionalista Anxo Quintana como vicepresidente.

Los dos líderes hablan en público de un Gobierno bipartito estrechamente compenetrado, pero su proceso de negociación ha sido lógicamente complejo. Además de limar sus discrepancias sobre el futuro Estatuto --los nacionalistas aspiran a un texto equiparable al catalán-- y la cuantía de la deuda histórica del Estado, los socialistas gallegos y el Bloque deben alcanzar acuerdos en asuntos tan sensibles como suprimir o reordenar las masivas ayudas a los medios de comunicación que efectuaba Fraga, la normalización lingüística y la dirección de la radio y la televisión públicas. Su gran bandera común será la creación de empleo en esa Galicia de la que aún salen jóvenes a trabajar en Canarias, Madrid o Barcelona. Esta será, sin duda, su apuesta de fondo para contrapesar el clientelismo desplegado allí por el Partido Popular.