Profesor

Desde que doña (o santa, vaya usted a saber) Pilar del Castillo es ministra del asunto educativo, cada vez que se acerca la Navidad, tiemblo. No sé si lo suyo será una fijación ciclotímica, miedo escénico o un trauma de la época escolar, eso lo dirán los técnicos, pero algo hay en esa cabeza, nada desagradable, por cierto (de ahí para abajo la culpa es sólo del sastre), que se empeña en amargar el solsticio de invierno a sus súbditos un año sí y otro también. Si el curso pasado aprovechó la vacación, el jolgorio y ese espíritu resbaloso que se nos pone a todos en esas fechas tan entrañables , para colocarnos la LOCE, revival educativo que nos retrotrae a los felices 60, los de los 25 años de paz, la democracia orgánica, los campamentos de la OJE, las reválidas, los estúpidos cuerpos de catedráticos, los aristocráticos directores vitalicios y todo ese mundo del-que-nunca-debimos-salir , el presente curso no viene menos cargado de regalos.

La religión, católica, por supuesto, recupera su status de faro, vigía, enseña y guía del sistema. Con nota, claro. Aunque no especifica la orden si el hacer los nueve primeros viernes de mes, la novena de Santa Egipcíaca o el Triduo del Santísimo Apóstol de las Batallas ayuda, pero un error lo tiene cualquiera y, desde luego, leer la justificación previa a la ordenanza es toda una señora clase de catequesis... ¡en el Boletín Oficial!

Aprovechando la resaca subsiguiente al desenfreno langostino-champanil, nuestra respetada jefa entroniza, también por decreto, la nueva reválida, ahora llamada Prueba General del Bachillerato, que supondrá un 40% de la nota para el ingreso en la universidad. Es decir, en dos tandas de exámenes los chavales consiguen casi la mitad de lo que les ha costado dos años, o lo pierden todo. Excuso decir en qué lugar quedamos sus profesores...

Y como quien no quiere la cosa, ahí ha estado la tele, emitiendo anuncios para que los chavales se hagan electricistas, fontaneros y tropecientas profesiones dignísimas, pero no universitarias, más. ¿Es que hasta ahora no existía esa posibilidad? Por supuesto que sí, pero dado el calvario que espera a quienes, a partir de ahora, osen continuar sus estudios, más vale ir aclarando el camino y, sobre todo, las salidas. Huidas, diría yo.

Lo malo es que los sindicatos no están por la labor y anuncian movidas estudiantiles para este segundo trimestre, cuando el espíritu de la Navidad se ha quebrado porque los Reyes Magos han sido tan rácanos como de costumbre y porque el gentío joven está descompuesto, insatisfecho y depre, ya que, contra sus febriles expectativas, una vez más la inmensa mayoría no se ha comido un rosco. En ese estado, y sabiendo que en marzo podrían cambiar las cosas, me da a mí que no es precisamente una novena lo que van a hacer.

Y es que a la hora de atacar hay que tener bien claro quién es el enemigo, y esta jefa-doña-santa mía no acaba de darse cuenta de que aquí el único que la quiere mal es su sastre.