XExn estas fechas en que el futuro del sector del tabaco en Extremadura continúa estando en la cuerda floja, no podemos sin embargo ocultar el optimismo con el que afrontamos los posibles desenlaces, tanto por la amplia movilización social a la que hemos asistido en los últimos meses como por los apoyos llegados de las instituciones de nuestra comunidad autónoma y de la propia Unión Europea.

El seguimiento masivo de cada una de las movilizaciones convocadas desde la Mesa del Tabaco --encierros, manifestaciones locales y la gran manifestación de Madrid como colofón-- han venido a demostrar que la permanencia del cultivo del tabaco en el norte de Cáceres no es una cuestión que afecte sólo a los 6.000 cultivadores o a las 20.000 familias que viven directamente del él, sino al conjunto de la sociedad, consciente de que sin el principal motor económico de esas comarcas, los pueblos se mueren.

Esta es una evidencia sobre la que UPA-UCE, la Mesa del Tabaco y los directamente afectados hemos venido alertando desde que la Comisión Europea presentara su perniciosa propuesta de reforma de la OCM. Sin embargo, hoy son muchas más las voces que se han levantado en son de alarma.

Los ayuntamientos, las mancomunidades, la diputación provincial, la Junta de Extremadura, los partidos políticos, colectivos sociales, ciudadanos de a pie... todos han sabido que la unión en esta ocasión más que nunca daría la fuerza suficiente a la reivindicación de una política más justa para el tabaco.

La unidad de acción ha supuesto un verdadero espaldarazo para el sector, que ha podido empezar a mirar con cierto optimismo al futuro. Más aún cuando el Parlamento Europeo aprueba un informe en que echa por tierra los argumentos de la Comisión y presenta unas propuestas favorables a la permanencia del cultivo. Y más aún cuando también el Consejo Económico y Social aprueba un dictamen en el que queda patente su firme oposición a la propuesta de la comisión.

Son pasos muy importantes en esta lucha, pero no definitivos. El camino que queda por recorrer es arduo; las espadas continúan en alto y ya preparamos nuevas movilizaciones para conseguir que el Consejo de Ministros de la Unión Europea, el que tiene la capacidad de tomar la decisión última, dé el visto bueno a una reforma a favor del sector.

Sabemos que también en la recta final la unidad de acción se mantendrá a salvo y que quizás ésta sirva también para hacer ver al ministro español de Agricultura que ya se le han aportado suficientes motivos sólidos para que defienda al sector en Europa y que es su deber incorporarse a las reivindicaciones que mantenemos, no sólo por las ampollas que su pasividad ha levantado en las comarcas cacereñas productoras, sino porque también ha quedado suficientemente demostrada la hipocresía de la Comisión Europea y de los países del centro y norte de Europa, al querer vincular producción y salud, esgrimiendo argumentos miserables para eliminar el cultivo, mientras optan por mantener la elaboración, recaudación y, por tanto, el consumo de tabaco.

*Secretario de Agriculturade UPA-UCE