Unos 70 burros, repartidos entre fincas de la ciudad, Oliva de Plasencia, Ahigal y otros municipios cercanos, han quedado indefensos tras morir su propietario. Según explicó ayer la presidenta de la Asociación Protectora El Refugio, Salud Mateos, el dueño "se había dedicado a comprarlos, pero no tenían microchip, no estaban legalizados, así que ahora nadie quiere hacerse cargo de ellos por el coste que supone", tanto legalizarlos como su manutención, señaló.

Así, la Junta de Extremadura los ha inmovilizado y ya se está encargando de ellos la asociación malagueña El Refugio del Burrito, con la que está colaborando también la asociación placentina, que no tiene "ni espacio, ni infraestructura para hacernos cargo. Ellos han venido con camiones de pienso, heno y han desplazado a varias personas" hasta las fincas.

Actualmente les están colocando el microchip y la idea es trasladarlos después a Málaga, a las instalaciones de la asociación andaluza. Mateos señala que su estado de salud no es demasiado malo, ya que "ninguno corría el riesgo de morirse", pero, de no actuar la Junta y la asociación malagueña, sí "terminarían muriéndose".