Detenidos tras una persecución propia de una película norteamericana, pero por un escenario distinto, la variante sur y con unos protagonistas involuntarios, las víctimas de un robo ocurrido el pasado lunes en un taller de neumáticos ubicado en la avenida Martín Palomino.

Según recordaba ayer uno de los dueños de esta empresa familiar, apenas iniciada la jornada de la tarde, en torno a las cuatro y con el taller ya abierto, descubrió a una persona en la oficina. «Entré y le pregunté qué hacía. Entonces me agarró del cuello y me tiró al suelo» para después salir corriendo.

El agredido, en un acto reflejo, se levantó y salió tras él, al tiempo que gritaba a dos hermanos que también trabajan en el taller que les estaban robando. Dos de los hermanos cogieron sus coches y salieron detrás de los ladrones, que eran dos -al menos los que ellos vieron- porque «otro estaba escondido». El tercer hermano se quedó y avisó inmediatamente a la policía.

embestidas en carretera / La acción se trasladó entonces a la circunvalación sur. «Vi un coche que estaba adelantando por raya continua. Mi hermano se puso con su coche a su altura y les dijo que pararan, pero le golpearon y le echaron de la carretera. Entonces, yo hice lo mismo. Me puse a su altura y les dije que pararan. Me embistieron a mí, pero en ese caso se salieron ellos y yo me quedé en medio de la carretera. Del susto que me llevé, me quedé ya en el coche, no salí, pero ellos sí salieron de su coche y se fueron corriendo campo a través».

Tanto la Policía Nacional como la Local habían recibido el aviso por parte del tercer hermano del robo y la persecución y en este punto y, según fuentes policiales, fue cuando intervinieron. Los ladrones habían resultado heridos y la policía les persiguió campo a través hasta que les acorralaron en el polígono industrial y finalmente, la policía local les detuvo. Según las mismas fuentes, se trata de dos individuos con un largo historial de antecedentes policiales. En este caso, se les acusará de un presunto delito de robo con fuerza e intimidación.

Porque del taller lograron llevarse dinero y una impresora. «La impresora apareció ayer (martes), pero el dinero todavía no ha aparecido», cuenta una de las víctimas, que no saben si pudo haber una tercera persona, porque el dinero en el coche no estaba. Lo que les ha quedado es el susto. «Yo todavía no puedo dormir bien por las noches». Recuerda que actuó por «la rabia de que te agredan y por defender lo mío».