Al detenido no se le ocurrió mejor manera de eludir los juicios que tenía pendientes en Madrid por otros delitos, como apropiación indebida, que dando falsos avisos de bomba en la capital. Donde ya tienen amarga experiencia en atentados y donde ese día obligó a las fuerzas de seguridad a cortar el paso en la calle Julián Camarillo, donde está el juzgado de lo Penal, en el que supuestamente estaba la bomba, y que fue desalojado. Agentes de los Tedax, guías caninos, unidades de intervención policial tomaron las calles en precaución.

Pero el detenido no reconoció en el interrogatorio haber realizado esta llamada, que coincidía en hora con un juicio que tenía pendiente y que tuvo que ser suspendido. Pero tres meses y medio después, según la información facilitada por la Jefatura Superior de Policía a Efe, se realizó la segunda llamada a una empresa de ayuda en carretera de Bilbao avisando de que iba a estallar una bomba en el mismo juzgado de Madrid y curiosamente también el día que tenía señalado juicio. Esta sí la reconoció.