Ocurrió hace ya nueve años, pero se ha convertido ahora en noticia por el curioso destino de uno de los autobuses que la Cooperativa Los Arcos donó a los campamentos de refugiados del Sáhara en el 2006, cuando acababan de sufrir inundaciones. La historia del autobús que hoy marca la triple frontera entre Mauritania, Argelia y el Sáhara Occidental es la historia del esfuerzo y la solidaridad "de mucha gente", en palabras del entonces directivo de la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Plasencia y Comarcas, Nicanor Gil.

Gil ha desempolvado fotografías de entonces y revivido los recuerdos de una odisea que acabó con final feliz y que hoy, el destino ha querido que promocione a Extremadura en el Sáhara gracias a la publicidad impresa en aquel viejo autobús que circuló durante unos años por la ciudad.

Según ha explicado la Cooperativa Los Arcos, en 1982 adquirió una flota de ocho autobuses. 14 años después, seis de ellos partirían hacia el Sáhara. Los donó la empresa y la primera intención era que fueran a Cuba, pero finalmente fueron donados a la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui.

Entonces, Gil recuerda que mucha gente se movilizó para hacer posible que llegaran a los campamentos y que no fueran vacíos. "Grúas Eugenio nos cedió material. Además, uno iba cargado de alimentos, en otro metimos ordenadores, algunos del instituto Pérez Comendador, con los que informatizamos un hospital". Incluso, recuerda que una zapatería cerró por entonces y les donó todo el calzado, que "clasificamos y llevábamos en uno de los autobuses" y también la cooperativa compró y cedió piezas de repuesto por si alguno se averiaba por el camino.

Los autobuses se enviaron en tres envíos, de dos en dos. Primero, fueron trasladados hasta Alicante y de allí en barco hasta Orán para recorrer después más de 2.000 kilómetros por carretera "a 50 por hora". Hasta los campamentos. "Los primeros tardaron en llegar un mes y medio y nosotros, dos meses en saber que habían llegado, pero ninguno se averió y allí los tunearon para que pudieran circular por el desierto".

Eso significa que colocaron los tubos de escape en la parte superior y Gil ha podido ver alguno sobre una plataforma y al que es necesario acceder incluso por una elevada escalera, todo para evitar la arena. "Se les ha dado mucho uso y algunos siguen funcionando".

El que ha acabado en la triple frontera simplemente se averió, señala. Por eso, se ha sentido molesto por los comentarios despectivos sobre el final de un autobús que, como él subraya, sirvió para llevar la solidaridad de los placentinos a más de 180.000 saharauis y facilitarles un poco la vida.