Los rejoneadores Pablo Hermoso de Mendoza y Andy Cartagena salieron ayer a hombros de la Plaza de Toros, de la que Fermín Bohórquez se fue de vacío. El jerezano no estuvo afortunado con el que abrió plaza, un toro que, a pesar de no ayudar, tampoco ofreció excesivas dificultades. Falló el primer rejón de castigo y ofreció un tercio de banderillas deslucido. Mató de rejón desprendido.

Tampoco tuvo suerte con su segundo, pero esta vez la culpa fue del astado que se rajó a las primeras de cambio. Lo intentó una y otra vez, pero se vio obligado a matar pronto, para lo que necesitó un pinchazo, un rejón y tres descabellos.

Hermoso de Mendoza cumplió con los rejones de castigo y levantó al público con su galope a dos pistas y dos banderillas al quiebro y otras dos citando de frente, clavando arriba, y saliendo en cabriola ante la cara del toro. La locura llegó con las cortas. Mató de pinchazo, rejón y dos descabellos.

El navarro demostró con su segundo cómo se encandila al público con facilidad. Los dos primeros tercios fueron aceptables aunque ´toreó´ literalmente a su enemigo con sus monturas. En banderillas fue descabalgado por arriesgar con ´Labrit´ pero se repuso y dejó tres cortas estupendas. Mató de rejón tras un bajonazo infame sin romper.

Andy Cartagena ofreció lo mejor de sí en el primero de su lote. Cumplió con los rejones y en banderillas dio una lección de cómo se encela a un toro, llevándolo pegado a la grupa. Los dos pares que colocó a una mano y al quiebro resultaron espectaculares. Necesitó tres pinchazos sin soltar y un rejón.

Con el que cerró plaza, Cartagena se dedicó a hacer algo que domina a la perfección como es el espectáculo. Destacó con una banderilla al violín. Un rejón fue suficiente.