Alfonso del Río fue nombrado presidente del Comité Ejecutivo del IV Salón del Vino el pasado mes de enero. Desde entonces, este pacense de 40 años ha capitaneado la labor de organización de la feria sectorial. Del Río es gerente de Bodegas Lar de Barros desde hace dos años, además es vocal de la Comisión de Comercio Interior de la Cámara de Comercio de Badajoz y durante dos años ha sido presidente de la Feria de Alimentación.

¿Qué o quién le llevó hasta la presidencia?

--El concejal de Comercio, Ramón Gutiérrez, me propuso en enero presidir el Comité y yo puse tres condiciones. La primera era que tenía que darse un cambio importante en la feria hacia la profesionalidad, la segunda, que el cargo fuese de dos años, ya que el certamen no se puede preparar en dos meses y, por último, que el Comité de Trabajo lo confeccionase a mi gusto.

¿Qué objetivos se marcó el Comité Ejecutivo?

--Principalmente tres que se han cumplido. Ocupar el espacio del que disponíamos, buscar la profesionalización del certamen y aumentar los ingresos a través del patrocinio. Todo esto lo hemos hecho en tan sólo dos meses. Personalmente, siempre le he criticado a Infetiba que con tan poco tiempo no se pueden hacer las cosas bien. Por ello, el próximo 29 de abril celebraremos la primera reunión de cara al V Salón.

¿Cómo valora el trabajo realizado desde el Comité?

--Creo que es la primera vez que el Comité de Trabajo ha funcionado como una empresa privada. Además siempre he mantenido que cuando note que alguna empresa de las que forma el Comité busca intereses particulares, abandonaré el cargo. Debemos trabajar sólo por el sector del vino sin pensar en vender marcas.

¿Cuáles son las novedades de esta IV edición?

--Entre las empresas, se da un cambio importante en cuanto a la mejora de la calidad de los vinos y de los equipos tanto directivos como comerciales y eso se verá en el mayor enfoque comercial que tendrá la feria.

De todas formas, ¿qué queda por hacer?

--Nuestro principal objetivo a corto plazo pasa por abrir el salón al suroeste ibérico, es decir, Andalucía occidental, las comunidades limítrofes de Castilla La Mancha y sur de Portugal.

¿Se puede decir que el Salón del Vino goza de buena salud?

-- Sí, por supuesto. La feria tiene el apoyo de todos los sectores empresariales y de la propia población, y eso es muy importante. Ante esto, nuestro reto es el de profesionalizarnos.

¿Han encontrado dificultades a la hora de organizar esta edición?

--Siempre las hay. Existen empresas que repiten y otras no. Por ejemplo, este año habrá unas cuatro aceituneras y el año pasado había ocho. Eso entraba en nuestros cálculos y no tiene mayor importancia para el Comité.