A Ventura Pozo (Zalamea de la Serena, 57 años) seguro que le cuesta imaginar su vida sin fútbol. En los últimos 40 años, desde que con 17 empezó a jugar en el Ilipense, siempre ha estado ligado a este deporte, creándose "uno de los historiales futbolísticos más amplio de España", explica. Jugador, presidente, directivo, entrenador, delegado federativo, fundador, árbitro, organizador de torneo..., en definitiva, cuatro décadas de vida para y por el fútbol, del que ahora se ha retirado, al menos de su práctica.

El cuerpo no es el mismo y las lesiones sufridas pasan factura. Pero no se va a desvincular del fútbol. Seguirá ligado a algunos de los clubs de su vida y, asegura, volverá a presentarse a la presidencia de la Federación Extremeña de Fútbol, como ya hiciera en el años 2008.

Su retirada, dice, fue sencilla y silenciosa. "Quería dejar el fútbol en silencio, jugando un partido y diciendo adiós cuando me marchara al vestuario. Sin alardes. Y así fue". Su último partido fue en un encuentro organizado por la Asociación de Veteranos del Cacereño.

Su vida futbolística ha sido siempre contracorriente. Primero contra su padre, que incluso le prometió un coche si dejaba de jugar al fútbol. "Pero en aquella época unos amigos y yo nos hicimos aficionados del Cordobés y nos dio por meternos en un corral a torear una vaquilla. Esta me dio un revolcón y mi padre una paliza. Como el fútbol era menos peligroso, pude seguir", recuerda.

Después, en 1976, le prometió a su suegro que cuando se casara lo dejaba. En vez de eso, lo que hizo fue volver a club de sus inicios, el Ilipense, para reflotarlo. "Nunca he podido abandonarlo. Lo dejaba todo cuando tenía un partido. Me transformo cuando me visto de corto", dice.

De su época de jugador, en la que su apodo era Gallego , como un jugador del Barcelona, recuerda que era un central "con ímpetu y fuerza, aunque siempre he sido un caballero al que le ha gustado que impere la deportividad". También vuelven a su memoria los partidos de máxima rivalidad entre Zalamea y Castuera. "Eran otros tiempos y en esos partidos los campos estaban llenos. Ahora apenas va nadie. Es una pena".

Sus primera botas

Hasta los 14 años no tuvo sus primeras botas de fútbol. Era el año 1966 y fueron regalo de Adelardo Rodríguez, el jugador pacense que ganó tres ligas y una Recopa con el Atlético de Madrid. "Un amigo y yo nos fuimos a ver un partido al Metropolitano y al final del encuentro bajamos al vestuario. Le dijimos que éramos extremeños y nos trató muy bien. El me dio sus botas y a mi amigo se las dio Mendoza".

Cuando se habla con él, irremediablemente surgen las anécdotas, siempre ligadas al fútbol. Una vez, cuenta, no dejó que el árbitro adelantará el camión que él conducía para no llegar tarde al partido. Evidentemente, ambos llegaron tarde, pero Ventura Pozo pudo iniciar el encuentro como titular.

Su último partido como futbolista federado fue un 20 de noviembre en el campo del Villanovense. Se rompió el menisco, "aunque gracias al doctor Pedro Guillén, que me operó gratis, puede seguir jugando en ligas de veteranos", donde ha estado jugando hasta ahora.

"El fútbol me ha costado dinero y muchos sacrificios, pero es mi pasión", señala Ventura Pozo, que entre sus múltiples facetas también cuenta la de corresponsal periodístico.