El 80% de las mujeres maltratadas que viven en las casas de acogida pensó en algún momento en suicidarse y el 63% lo intentó, según un estudio llevado a cabo por la Federación de Mujeres Progresistas sobre las otras consecuencias de la violencia de género .

Una de las conclusiones preliminares del trabajo es la necesidad de que los expertos que tratan y asisten a estas mujeres "no sólo tengan en cuenta el riesgo de que las maten, sino también el de que se maten", explicó a Efe el director del Instituto de Medicina Legal de Granada, Miguel Lorente.

El estudio, basado en 87 entrevistas a mujeres que viven en casas de acogida de Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura y Madrid, ratifica la hipótesis de cómo la violencia de género crónica lleva a una situación de baja autoestima y depresión en la que se no halla salida, momento en el que aparece la idea de suicidio como alternativa.

Quienes intentaron suicidarse llevaban una relación con su pareja de unos diez años, aunque --precisó Lorente-- la duración de la pareja pierde peso cuanto más joven es la mujer.

El 66% de las que habían protagonizado un intento de suicidio tenía entre 26 y 45 años.

Lorente quiso dejar claro que las tasas encontradas no se pueden extrapolar a todas las mujeres maltratadas, ya que se han extraído de mujeres que se encuentran ya en la última fase de un proceso violento.

En una primera fase, explicó, la que es maltratada rechaza y se enfrenta a la violencia, lo que le puede llevar a abandonar a su pareja o a denunciarla; pero si pasa ese etapa, se llega a la "adaptación a la violencia", una fase que puede ser eterna y en la que la mujer piensa que puede controlar la situación.

A la tercera fase, en la que se encuentran las entrevistadas, no siempre se llega, añadió Lorente; es la fase de "huida", que puede acabar con la agresión de la mujer a su pareja, con la salida final de la casa o con el suicidio.