La última joya de la meteorología europea, el satélite Metop A, deberá esperar un poco más antes de volar porque un problema no precisado frustró ayer, a falta de 25 segundos en la cuenta atrás, el despegue desde el cosmódromo de Baikonur (Kazajstán). La Agencia Europea del Espacio (ESA) comunicó por la tarde que en tres horas ofrecería una explicación, pero anoche aún no había informado ni del motivo de la suspensión ni de la fecha alternativa.

Es el primero de una generación de satélites destinados a mejorar la predicción del tiempo a medio plazo, a partir de 10 días, y a analizar las concentraciones de gases de efecto invernadero, entre otras variables. Construidos por EADS, lo ha desarrollado ESA y la Organización Europea para la Explotación de Satélites Meteorológicos.

Los Metop, que serán tres, aportan como gran novedad su órbita, que tiene un recorrido polar a baja altura (837 kilómetros), mientras que los actuales Meteosat están en órbita geoestacionaria, prácticamente fijos a 36.000 kilómetros. "Cubrirán zonas que apenas cubren los Meteosat, como el hemisferio sur, que son muy importantes para las perturbaciones que luego nos afectan en España", explica Angel Rivera, del Instituto Nacional de Meteorología.