La orden de los predicadores de Santo Domingo, los dominicos, a petición de don Ciriaco, entonces obispo de Cáceres, decidió abrir un convento en Extremadura, y envió una comunidad de frailes entre cuyos miembros estaba Pedro María. Hoy que vuelvo de Burgos, tras haber concelebrado con el obispo actual de Coria-Cáceres en la eucaristía de despedida de su vida, en sus exequias, recuerdo lo que ha supuesto este dominico en la Universidad de Extremadura y especialmente en el campus de Cáceres.

LLegó en silencio y se fue haciendo maestro de vida, sin ser profesor, en su quehacer de capellán; observaba las necesidades y se acercaba a las personas para mostrar su apoyo y dedicación, especialmente su escucha. Desde ahí se ha hecho familiar para montones de alumnos de las distintas facultades, para profesores en sus itinerarios curriculares y problemáticas familiares, para el personal de administración y servicio. Ha sido buen consiliario de los jóvenes estudiantes católicos (JEC), con ellos ha vivido y se ha entregado al máximo, reuniones a millares, jornadas de formación, campamentos, celebración de la eucaristía para universitarios en la capilla de la plaza de Cáceres, cercanía a las residencias estudiantiles, misas por los difuntos, celebraciones de los patronos, encuentros ordinarios con profesores universitarios y su obispo, cursos de perfeccionamiento, de biblia en diálogo con otros saberes-

Pedro ha sido padre de los estudiantes, hermano de los profesores, compañero de los trabajadores en la universidad, ha gozado y sufrido con todos, todo en el anonimato y la sencillez más absoluta. Ha sido un dominico fiel y creativo en un deseo de servir y hacer la universidad según el reino de Dios que busca la justicia y la fraternidad desde el estudio y la investigación; ha sido un fiel discípulo del maestro Tomás de Aquino. Que Dios lo tenga en la Gloria. Ayúdanos Pedro a hacer una verdadera pastoral universitaria, la que soñábamos juntos!

José Moreno Losada