TLta Iglesia católica lo está pasando mal. Tal y como están las cosas si ahora le diera por montar un circo le crecerían los enanos. Pero los enanos apóstatas. Aunque éstos lo tendrían crudo para abandonar la Iglesia sin que quedara rastro de sus nombres en los archivos. Creo que esta pugna por conservar los libros repletos de fieles no se sustenta en una cuestión teológica, sino más bien en una económica. Es como el reparto de los derechos de televisión en el fútbol. A mayor número de socios, mayor atención social y más dinero se percibe. Así que es necesario mantener inscritos a los fieles, aunque se hayan convertido en ovejas negras. Curiosamente, siempre ha habido ovejas negras, en la Iglesia y en el campo. Aunque ahora están en peligro de extinción, las del campo me refiero. En Extremadura sólo quedan once explotaciones de esta especie. Y es que las ovejas negras no están bien vistas. Dan lana de peor calidad, aunque parece que abriga más porque guarda mejor el calorcito. Antes se utilizaba la lana de esta especie para hacer sayos para curas, pero con esto de la crisis el reducido sector de la oveja negra ha decidido ampliar horizontes y exportar la lana para otros menesteres. Ahora también se emplea para la fabricación del vello púbico de las muñecas hinchables, supongo que porque el resultado es el mismo para los usuarios: abriga más y da calorcito. Y si uno se pone a pensar detenidamente en qué se parecen las explotaciones de ovejas negras a la Iglesia católica, además del uso de la lana púbica , la conclusión es fácil: las dos intentan mantener a su ganado en peligro de extinción. Principalmente por eso de las subvenciones.