Los niños que mueren sin ser bautizados van directamente al paraíso. La tesis de origen medieval que enviaba al limbo a los bebés fallecidos con el pecado original ha sido rechazada por los teólogos del Vaticano tras años de debate en el seno de la Comisión Teológica Internacional.

En un documento de 41 páginas que cuenta con el visto bueno de Benedicto XVI, esta asamblea de expertos concluye que existen "serias bases teológicas y litúrgicas para esperar que los niños sin bautizar se salven" de ir a ese lugar sin tormentos pero alejado de Dios, pues "la idea de los limbos refleja una visión demasiado restrictiva" de la salvación. "Dios es misericordioso y quiere que todos los niños se salven", considera la comisión, presidida por el prefecto de la congregación para la doctrina de la fe, el estadounidense William Juan Levada. Eso sí, también aclara que su argumentación basa más en una "esperanza piadosa" que en una "certeza probada".

Aunque "a título personal", Joseph Ratzinger ya se mostró partidario en 1984, cuando todavía era cardenal, de "abandonar la hipótesis de la existencia del limbo". En los últimos años del pontificado de Juan Pablo II, la Iglesia católica empezó una discusión sobre la validez de esta teoría, y posteriormente Benedicto XVI ordenó intensificar el debate hasta llegar al documento que se publicará en breve y que lleva por título La esperanza de salvación para los niños que mueren sin ser bautizados.

Dicho texto recuerda que en el siglo V san Agustín decía que los niños muertos sin bautizar iban al infierno y, a partir del siglo XIII, comenzó a hablarse del limbo.