La cantante Britney Spears quizá pensó que sacar adelante un restaurante en Nueva York era coser y cantar cuando hace cinco meses abrió Nyla. Sin embargo, unas quejas de Sanidad y las denuncias de tres proveedores que le reclaman los 25.000 euros que les adeuda, la han llevado a querer desvincularse de su aventura, que lleva su empresa Pinky Enterprises.