El comportamiento de los conductores a la vuelta de las vacaciones está siendo ejemplar en España. El pasado fin de semana, con nueve muertes, ha registrado la cifra más baja que recuerdan los funcionarios con mayor antigüedad en la Dirección General de Tráfico (DGT). Habría que remontarse a las décadas de los 60 o los 70 para hallar un dato tan bueno, pero de esa etapa no se conservan estadísticas de fallecidos del fin de semana. En los años ochenta, los balances que se ofrecían los lunes por la mañana no solían bajar del listón de las 50 muertes.

Los fines de semana que han estado más cerca del guarismo corresponden precisamente a este año. El del 4 al 6 de enero tenía hasta ahora el récord del 2008 con 11 víctimas, seguido del 29-31 de agosto con 13 y el 1-3 del mismo mes con 14.

Pero no solo el fin de semana ha sido excepcional. En lo que va de mes, la mortalidad ha caído a una tercera parte de la registrada el año pasado, un descenso del 66%. Los primeros siete días de septiembre se saldaron el año pasado con 69 muertes, 46 más que en este ejercicio. Para lograr estos guarismos tan excepcionales se han dado varias circunstancias. Los pasados lunes y martes, por ejemplo, se registró una sola muerte cada día, mientras que en los mismos días del año pasado se contabilizaron 28 fallecidos.

En lo que va de año la mortalidad ha bajado un 20% en el conjunto de España. Si se mantiene hasta final de año, será la mayor caída porcentual de la siniestralidad desde que existen cifras. La clave reside, según los expertos, en la entrada en vigor de la reforma del Código Penal.