Los testigos de la brutal paliza que presuntamente acabó el sábado con la vida de Alvaro Ussía Caballero, de 18 años, a la puerta de la discoteca Balcón de Rosales, en Madrid, coincidieron ayer en sus declaraciones: "No era un chico violento. Los porteros se ensañaron con él y le patearon hasta dejarle inconsciente. Ni pudo defenderse ni nos dejaron ayudarle". Uno de los últimos en verle mientras era subido a la ambulancia camino del hospital relató a la policía que los tres porteros del local incluso saltaron sobre su pecho, lo que provocó el aplastamiento de las costillas del joven y le rompió fatalmente el pericardio.

Estos detalles y las numerosas irregularidades del Balcón de Rosales (41 denuncias por infracciones como permitir la entrada de menores y 10 inspecciones) han llenado de indignación a las autoridades y a los muchos amigos del joven, que ayer se congregaron en su entierro.

Mientras, la investigación sigue. El juez toma hoy declaración a los tres porteros, que siguen detenidos, y determinará su implicación en los hechos. Según los testigos, se trata de jóvenes de entre 25 y 32 años, muy corpulentos y habituales del gimnasio. También insisten en que el desencadenante fue un empujón fortuito, dentro de la disco, de Alvaro a una chica que resultó ser pareja de uno de los porteros. El vigilante le obligó a salir de la sala y, ya en la puerta, los otros dos se sumaron a la discusión que mantenían y a la agresión que acabó con la vida de Alvaro. Los hechos han reabierto el debate sobre la seguridad y Rafael de Castro, que preside la Asociación Nacional de Porteros, acusó al ejecutivo madrileño de dejadez.