Los expertos estadounidenses están empezando a detectar un descenso en la inmigración ilegal procedente de América Latina debido a los estragos de la crisis y la falta de trabajo en la Tierra de las Oportunidades, pero los africanos, principalmente procedentes del Cuerno de Africa, están llegando en números cada vez mayores tras recorrer miles y miles de kilómetros.

Es el caso de Sharew, emigrante etíope encarcelado en reiteradas ocasiones por motivos políticos en su propio país, que pagó 10.000 dólares a unos contrabandistas por un viaje a través de una decena de países que le ha llevado un año después a la ciudad mexicana de Tapachula, en el sur de México. Una vez en la frontera sur de México, punto de paso obligado para cientos de inmigrantes que huyen de conflictos en el Cuerno de Africa, Sharew está aún a 3.200 kilómetros de su destino: Estados Unidos.

Tradicionalmente, los inmigrantes africanos han buscado trabajo en países europeos cerca del mar Mediterráneo como España, Italia o Francia pero el objetivo declarado de Europa de frenar la inmigración ilegal ha hecho más atractivos otros destinos. Los inmigrantes, principalmente de Etiopía, Somalia y Eritrea, están siguiendo cada vez más una nueva y épica ruta hacia el sur de Africa pasando por Sudáfrica, para después cruzar el Atlántico en barco o avión y recorrer por tierra parte del sur y el centro de América.

"Es un viaje enorme. Nos han dicho que algunos pierden la vida en el camino en Africa porque son atacados, incluso por leones", aseguró Jorge Yzar, director del centro de internamiento de Tapachula, donde decenas de inmigrantes duermen en habitaciones antes de ser deportados o puestos en libertad.

Además de los riesgos, deben asumir un elevado coste por el viaje en avión, barco, camión, autobús y a pie que puede llegar a los miles de dólares -algunos pagan hasta 20.000 dólares- cantidades que suelen ser prestadas por las propias familias de los emigrantes. "Después de un viaje como este te das cuenta de que no hay lugar seguro en ninguna parte del mundo. Sólo los fuertes sobreviven a él", afirmó Sharew, de 29 años, mientras bebía sorbos de refresco durante la cena en Tapachula.

RESPIRO EN MEXICO

Tras huir de las autoridades de tres continentes, inmigrantes como Sharew tienen un respiro en México gracias a una laguna legal que permite a los inmigrantes procedentes de zonas en conflicto contar con 30 días de estancia a cambio de entregarse a la Policía. Este plazo les permite culminar el último tramo de su odisea.

El número de africanos que pasa por el centro de detención de Tapachula se ha triplicado hasta los más de 600 acogidos en 2008, explicó Yzar. Sin embargo, antes de 2004 no se había registrado ningún africano en las estadísticas mexicanas de inmigración. Los africanos suelen ser adultos jóvenes bien vestidos, educados y ambiciosos y destacan claramente entre centroamericanos que fluyen por Tapachula rumbo al norte, mucho más empobrecidos.

Tras cruzar el poco profundo río Suchiate que separa México de Guatemala y de pasar dos semanas en el centro de detención de Tapachula, Sharew y aproximadamente una decena de inmigrantes puestos en libertad al mismo tiempo compraron billetes de avión con destino al norte de México. El negocio ha sido tan bueno en Tapachula que una agencia de viajes local ha estampado camisetas con la leyenda "México + Africa" dentro de un gran corazón rojo.