Tres semanas después del impacto catastrófico del huracán Katrina sobre Nueva Orleans, las autoridades locales y el Gobierno federal siguen sin ponerse de acuerdo sobre cómo hacer frente a sus estragos.

Mientras el alcalde, Ray Nagin, está empeñado en que una cuarta parte de los vecinos, 180.000 personas, puedan ya regresar a la ciudad en los próximos diez días, el vicealmirante Thad Allen, que dirige las operaciones desde Washington para la reconstrucción, se opone a estos planes por ser "extremadamente problemáticos".

"En las últimas 24 horas he hablado con los jefes de la Agencia de Protección Ambiental y los Centros de Control de Enfermedades, y nuestro consejo colectivo para el alcalde es que vaya más despacio, y lleve a cabo sus planes a un ritmo más moderado", advirtió ayer Allen en declaraciones a la cadena Fox.

El vicealmirante justificó sus reservas señalando los ingentes problemas que sufre la ciudad devastada por el Katrina, sobre todo la contaminación del agua potable, que afecta a un 90% del suministro.

"Es agua contaminada con residuos humanos y animales", explicó ayer el doctor Tom Clark, especialista en enfermedades infecciosas.