El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) hará un estudio epidemiológico en 500 municipios, entre ellos doce extremeños, con el fin de comprobar la incidencia de las centrales nucleares sobre la salud de las personas y comparar los datos de cáncer en las poblaciones próximas a esas instalaciones con los de otras localidades, informa Efe.

Los municipios extremeños objeto del estudio son Almaraz, donde está ubicada la central, Belvís de Monroy, Casatejada, Casas de Miravete, Higuera, Mesas de Ibor, Millanes, Romangordo, Serrejón, Toril, Valdecañas y Saucedilla.

La realización del informe lo anunció ayer en el Congreso la presidenta del CSN, María Teresa Estevan Bolea, quien dijo que también se investigará para comprobar la existencia de residuos radiactivos en Palomares (Almería) y proceder en su caso a la descontaminación y restauración de los terrenos afectados.

Explicó que el estudio epidemiológico se realizará en colaboración con el Ministerio de Sanidad y especialistas en oncología.

Estevan Bolea se mostró convencida de que éste servirá para corroborar que en el entorno de las centrales "no hay ningún problema que cause más cáncer que en otros lugares", y observó que existen cuatro redes de vigilancia radiológica que están constatando que los niveles de emisión están "muy por debajo de los aceptables".

LA MORTALIDAD Se refirió además al atlas de mortalidad por cáncer en España en el periodo 1978-1992, elaborado por el Instituto de Salud Carlos III del Ministerio de Sanidad, y precisó que éste revela que en las provincias, como Cáceres, en las que hay una central nuclear no hay ningún dato "alarmante".

Bolea presentó en la Comisión de Economía el informe del CSN correspondiente a 2002, y aseveró que las centrales tuvieron un comportamiento "excelente" en materia de seguridad y que no existe en España riesgo radiológico ni para la población ni para el medio ambiente.

Recordó que el pasado año se produjeron 80 sucesos "notificables" (15 más que en 2001) de los cuales 78 eran del nivel 0, sin ninguna significación desde el punto de la seguridad.

Sólo dos de esos sucesos (ambos en Zorita) fueron clasificados como nivel 1, informó Bolea, y precisó que se trata en estos casos de anomalías en el régimen de funcionamiento que revelan la existencia de deficiencias en aspectos de seguridad que es necesario corregir, aunque no tienen ningún impacto radiológico ni en el interior ni el exterior de las centrales.

El informe pone de manifiesto además que durante el 2002 estuvieron expuestos a la radiación 6.597 trabajadores y que los niveles recibidos por el personal de empresas de contrata duplica al de plantilla, aunque la presidenta incidió en que los niveles estaban "muy por debajo" de los recomendados.

El portavoz socialista Javier García Breva advirtió que los sucesos notificables han aumentado un 23% respecto al 2001, y tras observar que se trata en muchos casos de problemas achacables a errores del personal y a fallos de mantenimiento, se preguntó si las titulares de las centrales están reduciendo costes a costa de la seguridad.

PALOMARES Respecto a la contaminación en Palomares, Estevan Bolea observó que el Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas ha alertado de que los restos de plutonio existentes en zonas próximas al lugar donde cayó una bomba nuclear de un avión estadounidense hace 37 años se estaban desintegrando y transformando en americio --un residuo también radiactivo--.

Abogó por acometer un plan de investigación "riguroso" y una campaña analítica, y precisó que el CSN y el CIEMAT están trabajando para definir dónde se debe centrar esa campaña.