Allá donde va el director general de Tráfico, Pere Navarro, estos días se encuentra con la misma pregunta: ¿qué pasa con los detectores de radar? El máximo responsable de la DGT ha reconocido recientemente que los aparatos que "huelen" los cinemómetros --no los que los inhiben-- están en un "limbo legal" dado que, según su explicación, aparecieron en el mercado después de la aprobación de la reforma de la ley de tráfico. Pero eso no significa que los conductores que los llevan en sus vehí- culos se vayan a ir de rositas. Navarro advirtió ayer que es inútil gastarse el dinero en estos dispositivos porque van a ser ilegales. "Los prohibiremos en cuanto podamos", avisó.

En el mercado existen tres tipos de aparatos relacionados con los radares. Por un lado están los avisadores, normalmente incorporados a los GPS, que seguirán siendo legales porque toman los datos de localización de los radares de la información facilitada por la Dirección General de Tráfico o de los servicios de tráfico de las diferentes comunidades autónomas. En el lado opuesto se sitúan los inhibidores, fuertemente castigados porque anulan la señal del radar. La también conocida como ley de multas exprés elevó la sanción de dos a seis puntos y de 150 a 6.000 euros.

BURLAR LA LEY Por último, los detectores son capaces de descubrir las ondas de los radares, pero no las anulan. Estos aparatos avisan de si hay o no cinemómetro dentro de la caja destinada a tal fin, así como de la colocación de los controles móviles, por lo que permiten a los conductores pisar el freno solo cuando el aparato les alerta. Esto significa burlar los límites que todo el mundo debe respetar, por eso van a ser prohibidos, según la DGT.

El directivo del Real Auto- móvil Club de España (RACE) Tomás Santa Cecilia reprochó ayer al Gobierno que no los haya prohibido ya, porque "estaban en el mercado cuando comenzó a tramitarse la norma".

El representante de la Confederación Española de Talleres, Armando Higueras, en línea con la DGT, puntualizó que su uso comenzó a generalizarse a partir de noviembre, cuando entró en vigor la primera parte de la norma y los conductores acudieron a los talleres en busca de una alternativa legal a los inhibidores. No hay datos de cuántos detectores se han instalado, pero Higueras calcula que bastante más que inhibidores, porque no había sospecha de que fueran a ser declarados ilegales. Higueras señaló, además, que hasta que la DGT les ordene lo contrario, seguirán colocándolos.