Con "todo en orden y sin malos augurios". Así se sentía el español Pedro Duque ayer, horas antes de su segundo vuelo espacial. Pese a la implacable cuarentena que desde hace una semana lo mantiene aislado para evitar que lleve microbios a la Estación Espacial Internacional (ISS), el astronauta español tuvo la oportunidad de despedirse de sus padres, esposa e hijos en el parque que rodea al hotel del cosmódromo de Baikonur, donde ha vivido con sus compañeros de viaje los días previos al lanzamiento.

La víspera del despegue, previsto para las 7.37 de la mañana (hora española) de hoy, la familia Duque dio un paseo por las alamedas plantadas en 1961 a orillas del río Amu-Daria por astronautas soviéticos y rusos. Antes del encuentro personal, Duque, el ruso Alexandr Kaleri y el estadounidense Michael Foale, que fueron confirmados ayer por la Comisión Estatal como los tres miembros de la tripulación principal, dieron su última conferencia de prensa antes de partir.

El astronauta español apareció sonriente tras la cortina de cristal que le protegía a él y a sus compañeros de posibles infecciones. Duque indicó que está seguro del éxito del viaje a la ISS y dijo que se siente muy responsable de su misión. Aseguró que tras varios meses de duros entrenamientos en el centro de preparación de astronautas no tiene miedo a la tecnología rusa.

"La tecnología que se ha utilizado en la nave está perfectamente a punto. Es de altísimo nivel y todo está en orden", afirmó. A su vez, Kaleri, el comandante de la expedición, destacó la "alta profesionalidad" del español.

Siguiendo la tradición, Duque, Kaleri y Foale vieron ayer la película soviética El sol blanco del desierto antes de ir a dormir. Ocho horas y media antes del lanzamiento se despertaron, 90 minutos después salieron del hotel y, según otra tradición, instaurada por Gagarin, firmaron en la puerta de la habitación donde pasaron su última noche en la Tierra.