"¿Dónde está la urgencia? ¿Dónde está el dinero? La gente se muere de hambre, pero nuestros líderes solo se interesan por salvar un sistema financiero irresponsable", denunció ayer Sylvia Borren, copresidenta del Llamamiento Mundial contra la Pobreza. Las oenegés y los organismos internacionales que luchan contra el hambre cerraron ayer la Reunión de Alto Nivel sobre Seguridad Alimentaria con rabia al ver que solo un gobierno, de los 126 que participaron, aportó dinero para financiar políticas públicas de los países pobres. Fue España, país anfitrión, el que comprometió 1.000 millones de euros hasta 2013.

El presidente José Luis Rodríguez Zapatero, anunció en su discurso que el Gobierno destinará 200 millones de euros cada año "a los países más vulnerables y afectados por la crisis de la seguridad alimentaria global", un monto que se suma a los 500 millones comprometidos en la anterior reunión internacional sobre este tema, celebrada en Roma el pasado junio, también bajo el paraguas de las Naciones Unidas.

El silencio del resto de países participantes a la hora de poner más recursos para frenar el hambre sorprendió a los diplomáticos españoles, que tuvieron que extraer del borrador de la declaración final un párrafo sobre la financiación. Se necesitarían entre 25.000 y 40.000 millones de dólares cada año para erradicar el hambre, según cifras dadas por Zapatero.