El barrio de Can Rull de Sabadell se hallaba ayer sumido en la consternación después de que el viernes por la noche un niño de 9 años perdiera la vida al finalizar un entrenamiento de su equipo de fútbol cuando, en compañía de dos compañeros, se hallaba jugando con uno de los banquillos móviles con cubierta de metacrilato del nuevo campo de la zona deportiva. Al colgarse de él lo volcaron, y el pequeño recibió un fuerte golpe en la base del cráneo.

Los hechos sucedieron hacia las 20.30 horas, cuando Alex Gallardo, al que sus amigos llamaban cariñosamente Guindilla, se unió tras el entreno a otros jugadores del equipo benjamín A del CF Unión Can Rull Rómulo Tronchoni. Tres de ellos empezaron a jugar en el banquillo balanceándose agarrados a la cubierta de plástico, hasta que se vino abajo. Dos de los chicos lograron reaccionar y apartarse, pero Alex no tuvo la misma suerte y fue alcanzado, quedando herido de gravedad.

A pesar del trabajo de los servicios de emergencia y la rapidez con la que se le intentó trasladar al Hospital Parc Taulí de la ciudad, nada se pudo hacer para salvarle, ya que llegó al centro sin vida. "Ha sido una lamentable desgracia", afirmó el presidente de la Asociación de Clubs de Fútbol de Sabadell y Comarca, Lino Gutiérrez, que lamentaba la pérdida del niño ante la mirada de sus compañeros y entrenadores.

INSTALACION HOMOLOGADA El banquillo en cuestión dispone de ocho asientos y una cubierta de plástico que protege a los jugadores de la intemperie, y además cuenta con un sistema de ruedas que facilita su desplazamiento. Según el presidente del club del barrio de Can Rull, Carlos Murciano, se hallaban pendientes de poderlo asegurar al suelo. "La empresa nos confirmó que el banquillo está homologado, pero nos habían dicho que también se podía fijar. Nosotros accedimos a ello y el lunes pasado pusieron la capa de hormigón para poderlo fijar al suelo la próxima semana, pero ya es demasiado tarde", se lamentaba.

El Ayuntamiento de Sabadell puso dos equipos de psicólogos a disposición del club para poder atender no solo a los compañeros de equipo del fallecido, sino también a los de otras categorías y a los entrenadores. "Era el alma del club, un polvorín, se hacía con todos y era un chaval al que todo el mundo conocía. Lo sucedido nos ha tocado muy hondo en el corazón", dijo el edil de Deportes, Josep Ayuso.