Greenpeace cargó ayer contra el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) por su gestión del escape producido en la central nuclear de Ascó 1 en noviembre. Horas antes de que dicho organismo anunciara que ninguna de las 1.625 personas examinadas tiene restos de radiactividad, la organización expresó sus dudas sobre la fiabilidad de los análisis efectuados y reclamó ampliar las pruebas a todos los habitantes de ese municipio de la Ribera del Ebro.

Los portavoces de la oenegé acusaron al CSN de querer "dar carpetazo" al accidente sin investigarlo en profundidad. También denunciaron que las mediciones en las posibles víctimas (entre ellas, 50 escolares que visitaron las instalaciones en noviembre) se hicieron tarde, en abril, sin que ni siquiera se explicaran los medios y la metodología.

"No sabemos qué criterio se ha usado para decidir quién debe pasar la revisión y quién no, y tampoco sabemos si se ha usado como referencia para evaluar la contaminación el índice permitido para trabajadores, que es mucho más alto", dijo Eduard Rodríguez Farré, del Instituto de Investigaciones Biomédicas de Barcelona, quien insistió en pedir estudios más fiables.