Desastrosas inversiones en bolsa y una batalla legal de costes multimillonarios hacen peligrar la fortuna que Diana de Gales dejó a sus hijos. El príncipe Guillermo y su hermano Enrique (en la foto ambos, en un partido de polo, el pasado junio) pueden ver reducido significativamente el legado que su madre les dejó al morir, valorado en 30 millones de euros (4.900 millones de pesetas). Ninguno de los dos ha tenido acceso a la herencia, que sólo podrán cobrar cuando cumplan 25 años, pero para entonces una buena parte de los bienes podrían haberse esfumado. La razón de este desaguisado económico hay que buscarla en los problemas que atraviesa el Fondo Diana de Gales.

La fundación benéfica, creada el 2 de septiembre de 1997, tres días después de la muerte de la princesa, para canalizar los donativos del público, perdió el pasado año 21 millones de euros en la bolsa, según señalaba ayer el diario The Sunday Times. El Fondo está además enzarzado desde hace 6 años en un pleito en California con la firma estadounidense Franklin Mint, que comercializa productos inspirados en la figura de Diana, tales como muñecas, bisutería y cerámicas. Los británicos les demandaron, pero perdieron el proceso, teniendo que abonar unos gastos legales de 5,8 millones de euros (965 millones de pesetas).

RESERVAS CONGELADAS

Ahora, es la compañía americana la que ha denunciado al Fondo Diana de Gales, que tiene congeladas sus reservas desde el pasado viernes, valoradas en 66 millones de euros (10.981 millones de pesetas). La actual situación ha dejado a 120 organizaciones caritativas sin ayuda y a 500 trabajadores a punto de perder el empleo.