El cielo está pintado de azul y blanco", decía el 16 de enero el embajador israelí en Estados Unidos, Danny Ayalon, para expresar con los colores de la bandera de Israel el orgullo de todo un país mientras veía despegar al transbordador Columbia con el primer astronauta israelí a bordo. Ayer el cielo volvió a pintarse de azul y blanco, pero las imágenes que los israelís siguieron desolados por televisión conmocionaron al país.

"Sé que mi misión es muy simbólica para el pueblo de Israel, especialmente para los supervivientes del Holocausto", había declarado el coronel Ilan Ramon, de 48 años y padre de cuatro hijos, en los días previos al despegue. En un país tan dado a los simbolismos como Israel, Ramon reunía todos los requisitos para convertirse en un héroe: el romanticismo de una misión espacial en momentos tan tensos para Israel como los actuales, su currículo como piloto de las Fuerza Aérea en varias guerras y su condición de hijo de una superviviente de Auschwitz. El astronauta combatió en la guerra del Yom Kippur (1973) y en la del Líbano (1982) y participó en 1981 en el bombardeó del reactor nuclear iraquí de Osirak . Su participación en el conflicto del Líbano se centró en erradicar a los guerrilleros palestinos instalados en el sur de Siria. JOAN CAÑETE BAYLE