Un fallo inexplicable estuvo a punto de causar una tragedia. Un convoy del metro de la línea 3 en el que viajaban un centenar de pasajeros fue incomprensiblemente desviado ayer a las cocheras, donde embistió a otro tren que se encontraba vacío y frenado. La colisión, que provocó el descarrilamiento de ambos metros, causó heridas graves al único maquinista y leves a un mecánico de la empresa y a 49 pasajeros.

El choque se produjo a las 13.26 horas cuando un convoy de la línea 3 que había salido de la estación de Penitents se dirigía hacia la de Vall d´Hebron. La unidad iba en sentido ascendente y a una velocidad máxima de 60 kilómetros por hora. Por causas que anoche se investigaban, el cambio de agujas automático (que también se puede activar manualmente) provocó que el tren dejara la vía principal y fuera hacia las cocheras de Sant Genís.

TRENES DESCARRILADOS El maquinista, Pedro Folch, de 57 años, 27 de ellos trabajando en el metro (unos 15 como maquinista), se encontró de frente con otro convoy en la misma vía. Intentó frenar pero no tenía espacio. La colisión fue tan espectacular que los dos trenes descarrilaron y las máquinas se empotraron. El tren que ocupaba la vía de las cocheras estaba frenado mientras era revisado por un mecánico, que resultó herido.

La mayoría de los 80 pasajeros que viajaban en el primer convoy salieron por su pie y se dirigieron por el túnel hacia la estación de Penitents y hacia las cocheras. Casi todos fueron atendidos por la veintena de ambulancias enviadas por el 061 y los bomberos, que acudieron junto a decenas de policías y guardias urbanos. Los pasajeros tenían pequeñas contusiones. Sólo 36 fueron trasladados a hospitales. El de Vall d´Hebron, que se encuentra a 100 metros de distancia, atendió a 25 lesionados; La Esperanza, a ocho, y Sant Pau, a tres.

Más complicadas fueron las tareas para salvar al maquinista. Pedro Folch permaneció casi cinco horas atrapado entre los hierros del convoy. El alcalde de Barcelona, Joan Clos, explicó que el hecho de que la cabina estuviera especialmente reforzada dificultó el rescate. "Los bomberos accedieron por delante y por detrás hasta donde se encontraba para rescatarlo en las mejores condiciones", explicó el alcalde, que estuvo en las cocheras hasta que finalizó el salvamento.

EL TRAMO SIGUE CORTADO Tanto el portavoz de Transportes de Barcelona, José Antonio Patiño, como José Angel Ciércoles, representante sindical de la empresa, también maquinista y compañero de Folch, mostraron su contrariedad por el accidente, que no podían explicar. Clos aseguró que se tardarán 24 horas en averiguar lo ocurrido, misión en la que ayer se volcaron los técnicos del metro. Mientras, ayer y hoy la línea estará cortada.

Los técnicos cuentan ya con las cajas negras de los dos convoyes, el que estaba aparcado en medio de la vía (algo habitual en las cocheras cuando todos los andenes están llenos) y el que circulaba con pasajeros. Además, disponen de unas cintas grabadas en el Centro de Control del Metro que recogen desde las conversaciones del conductor hasta cualquier maniobra que se realice dentro de la cabina y desde el mismo centro de mando, que es teóricamente el único facultado para activar un cambio de agujas como el que desvió al tren de pasajeros.