Los integrantes de La manada que no tienen empleo se han apuntado al paro y han reclamado al Ministerio de Trabajo empezar a cobrar los 430,27 euros al mes del subsidio para los liberados de prisión. José Ángel Prenda, Jesús Escudero y Ángel Boza solicitaron la ayuda este mes, según confirmaron fuentes próximas a ellos. Antonio Guerrero y Alfonso Cabezuelo, los otros dos condenados por abuso sexual a una joven en los Sanfermines del 2016, cobran casi el 75% de su sueldo como guardia civil y militar, respectivamente.

El Ministerio de Trabajo deberá responder en septiembre si concede la ayuda a los tres integrantes de La manada. Uno de ellos, Ángel Boza, a quien llaman el Cachorro, la ha perdido de momento porque ha vuelto a la cárcel tras robar unas gafas de sol y salir huyendo de un centro comercial en Sevilla. Los otros dos, Prenda y Escudero, también aspiran a cobrar el subsidio de excarcelación que el Estado paga a los presos que han pasado más de seis meses en la cárcel y no tienen empleo cuando salen en libertad.

Los integrantes de La manada cumplieron casi dos años de prisión preventiva y están en libertad provisional a la espera de que se resuelvan los recursos contra la sentencia de la Audiencia de Navarra que los condenó a nueve años de prisión por abusos sexuales. El abogado de cuatro de ellos, Agustín Martínez Becerra, ha pedido su absolución. Las acusaciones, por el contrario, reclaman que sean condenados por agresión sexual (violación) y no por abusos.

Fuentes de Prisiones explicaron que ese subsidio se dedica solo a ayudar a los reclusos que salen en libertad tras cumplir condena, no a quienes estuvieron en prisión preventiva; en cambio, fuentes próximas a La manada indicaron que en los requisitos para cobrar la ayuda no se hace mención a ese detalle. Será el Ministerio de Trabajo quien decida si procede concederles ese subsidio.

Si se les concede la ayuda, la cobrarán al menos durante seis meses y podrán hacerlo hasta un máximo de año y medio. Todos los presos que recuperan la libertad pueden cobrarla salvo los condenados por terrorismo o por agresión sexual a menores de 13 años. Estos tienen que haber pagado las cantidades de dinero como responsabilidad civil o indemnización que hubieran sido establecidas por la justicia. Los terroristas deben, además, haber pedido perdón a sus víctimas.

SIGUEN CON SU VIDA / En libertad desde el 22 de julio, los delincuentes de La manada siguen con su vida y sin fuentes de ingresos. Jesús Escudero ha sido despedido de la peluquería familiar del barrio de Triana donde trabajaba por «la presión social», según fuentes cercanas a él. Escudero sigue con su novia, que acudía a verlo a prisión y mantuvo con él varios vis a vis. Iba a pedir cobrar el paro, pero ha decidido cambiarlo por el subsidio para los liberados de la cárcel. Ángel Boza y José Ángel Prenda no tienen oficio conocido. El último había hecho un curso de frigorista. Boza ha vuelto a prisión y Prenda a su barrio, donde está recibiendo el apoyo de su familia.

En otra situación laboral están los dos funcionarios de La manada. Alfonso Cabezuelo, que prestaba servicio en la Unidad Militar de Emergencias (UME), está sin destino por orden del Ministerio de Defensa. Hasta que sea firme la sentencia contra él, cobra el 75% de su sueldo y está en casa. Cabezuelo es, según una persona que lo conoce bien, «reservado, inexpresivo, el más reflexivo de todos, el más callado».

La misma fuente explica que fue él quien rompió la relación con su novia tras ser encarcelado. «Es guapo, atractivo, tiene mucho músculo y poco cerebro», añaden quienes aseguran que a menudo bromeaban con que, por su físico, era un candidato perfecto para acudir al programa Mujeres, Hombres y Viceversa.

También sin destino y cobrando el 75% de su sueldo está el guardia civil Antonio Guerrero, condenado por abuso sexual y por robar el teléfono móvil de la víctima en aquel portal de Pamplona. Guerrero es, afirman quienes conocen a La manada, «el líder del grupo, el triunfador para todos ellos al haber conseguido ser guardia civil». Es el que procede de una familia más acomodada y tiene una hermana que es médica. Tras ser encarcelado, dejó embarazada a su novia durante un vis a vis en prisión. Hoy es padre de una niña y vive con su mujer y su suegra en Dos Hermanas (Sevilla).

Fuentes del caso recuerdan que Guerrero actuó «con altanería» tras ser detenido. Incluso llegó a avisar al resto de La manada de que estaba «deseando hablar», cosa que finalmente no hizo. Cuando participó en el ataque a la joven estaba destinado en Pozoblanco (Córdoba), donde ahora cuatro de los cinco miembros de La manada están acusados por abusar sexualmente de otra chica.

RELACIONES POR INTERNET / Los integrantes de La manada recibieron en prisión decenas de cartas apoyándoles y asegurándoles que creían en su inocencia. El más popular en su barrio, José Ángel Prenda, tuvo que hacer un cuadrante para organizar las visitas a la cárcel. «Se produjo cierto efecto llamada», admite una fuente penitenciaria. Algunas de esas cartas iban firmadas por jóvenes y adolescentes con las que luego varios de ellos han contactado por internet y con las que ha surgido, en algún caso, «cierta relación de amistad», confiesan fuentes próximas a los condenados. Los criminólogos hablan de «hibristofilia» al referirse a la atracción que algunas personas sienten por el mal.

Sigue uniéndoles a cuatro de ellos la pasión por el Sevilla Fútbol Club, del que algunos ya eran seguidores ultras antes de convertirse en delincuentes y del que siguen siendo socios. «Si no expulsaron a [José María] Del Nido, no van a echarles a ellos», comenta un conocido en alusión al abogado y expresidente del Sevilla, condenado a siete años de cárcel por malversación y prevaricación. Confiados en recibir un subsidio del Estado, los planes de los miembros de La manada son «soportar la lluvia hasta que escampe». Al Prenda, le hacen bromas: «si te metes en Gran Hermano, arrasas».