En lo que constituye un gesto en plena vorágine de casos de pederastia en el clero, el papa Benedicto XVI canonizará el 17 de octubre próximo en el Vaticano a una religiosa australiana que fue excomulgada en 1871, por denunciar a un cura pederasta. Mary MacKillop, que fue beatificada en 1995 por Juan Pablo II durante su visita a Australia, se convertirá en la primera santa de este continente. En 1867 fundó la primera orden religiosa de Australia, las Hermanas de San José del Sagrado Corazón, para abrir escuelas para niños de las familias más pobres.

Tras la denuncia de Mary MacKillop, el sacerdote que cometía abusos contra niños fue enviado a Irlanda, pero el obispo Lawrence Sheil, de la diócesis de Adelaida (sur de Australia), donde operaba la orden, se vengó de la religiosa y la excomulgó por "insubordinación". No obstante, la excomunión fue revocada un año después por el obispo Sheil en su lecho de muerte y MacKillop fue al año siguiente a Roma para obtener del papa León XIII la aprobación de su orden, que hoy cuenta con 850 religiosas en siete países.

Ratzinger rezó durante la Jornada Mundial de la Juventud celebrada en Sydney en el 2007 ante la tumba de esta futura santa. En 1961, 52 años después de su muerte, se le atribuyó el milagro de haber curado a una mujer enferma de leucemia, lo que permitió su beatificación. La curación de otra mujer en 1993 gracias a las oraciones a la religiosa, reconocida por el Vaticano, refrendó su santidad. En Australia se ha desatado una verdadera fiebre en torno a la canonización y se ha previsto un acto con la participación de más de 20.000 peregrinos en la ciudad de Penola, donde la religiosa abrió su primera escuela.

VIDA DE PELICULA En Sydney se estrenó a principios de mes una comedia musical sobre su vida, con canciones pop, que en noviembre se trasladará a Melbourne. También se han editado un sello, estampas y carteles con su cara, se han agotado souvenirs y su imagen se proyecta de noche sobre el puente mayor.

Además, con motivo de la canonización las autoridades de Sydney han puesto su nombre a un distrito electoral, a un parque y a una rosa.