Por primera vez, la hermana Marie Simon-Pierre se enfrentó ayer a un mar de cámaras y micrófonos. Tres días antes de iniciarse, en el Vaticano, el segundo tramo del proceso de beatificación de Juan Pablo II, la francesa que atribuye al difunto pontífice su milagrosa curación de la enfermedad de párkinson ofreció su testimonio a los medios de comunicación.

"Juan Pablo II me ha curado", afirmó emocionada la religiosa durante la rueda de prensa que ofreció en Aix-en-Provence. Ataviada con un su hábito blanco y azul, y con una mochila azul al hombro, la monja compareció con sus gafas redondas y una sonrisa permanente, algo nerviosa. Pero su voz era firme.

Su caso es clave para la beatificación del Papa, muerto en el 2005 y cuyo proceso se abrió apenas dos meses después. La inexplicable curación se produjo por esas fechas, el 2 de junio, cuando la monja, que trabaja en el servicio de vigilancia de una maternidad católica, pidió a la superiora que la reemplazara, esta se negó y le pidió que escribiera el nombre de Juan Pablo II y le razará. A partir de ahí su vida cambio.