Tras cuajar a un buen toro de Núñez del Cuvillo, ganadería que ha dicho mucho en la carrera de Alejandro Talavante, el torero extremeño ha paseado una oreja que es importante por dos razones: por el marco, una plaza emblemática para este artista, y por la faena, pura de concepto y de desarrollo. Junto a él, Morante de la Puebla toreó con primor a su primero y David Mora, que completaba la terna, en dos trasteos con buenos momentos, no pudo redondear su tarde.

Reunido en sus hechuras el primero de Alejandro Talavante, se desplazó en el capote sin acabar de meter bien la cara. Mejoró a pesar de los dos puyazos traseros de Miguel Ángel Muñoz. Buen tranco del astado en banderillas.

Inicio de faena en redondo con la diestra, rodilla genuflexa. Siguió Talavante erguido, y gran remate con el de pecho. Enfrontilado en el cite, serie por el pitón derecho, cambio de mano y soberbio el natural. Con la zurda en los medios, desafiando al viento, muletazos largos y profundos.

Volvió a la derecha, embraguetado, con la emoción que da el pasarse muy cerca al toro. Suena el pasodoble Manolete, y manoletista era la forma de clavar las zapatillas del torero, pero citaba, a diferencia del cordobés, dando el pecho. Seguía Talavante por naturales, que brotaban despaciosos y rotundos, con el pase de pecho, magnífico. Estocada un punto trasera, se quedó el torero en la cara. Muerte de bravo del toro y oreja de peso.

Colorado, ojo de perdiz el quinto, fino de cabos pero un punto hecho cuesta arriba. Bruto en el capote de Talavante. Manseaba cuando buscaba la querencia de toriles. Buen tranco en banderillas, mas apretaba a tablas. Sin definir el animal, dentro de su mansedumbre, cuando Talavante inició la faena en los medios.

Vibrantes primeras embestidas, primero Talavante con la mano diestra, siguió al natural. Se quedaba corto el burel y el torero le tenía que perder pasos. Muy firme el de Badajoz, tomaba el animal la muleta pero era muy molesto en el remate. Serie de buen concepto y bien resuelta por el pitón derecho. Media y tres descabellos.

Bonito el toro que abrió la corrida, bajito y acucharado de cuerna. Suelto en el capote de Morante de la Puebla, sin emplearse, echaba las manos por delante.

Comienzo de faena, pases por abajo muy efectivos, llevando al animal, al que costaba seguir la tela. Con la zurda entre las rayas, dos muletazos lentos y en el tercero se le viene cruzado. Sigue al natural, buena serie ligada, protestaba el animal en el pase de pecho. Con la mano zurda, a más, serie muy larga, magnífica, Morante cargaba la suerte y se iba con el cuvillo, lo que hizo arrancarse a la banda de música.

Por el otro pitón le esperaba pero le llevaba largo por abajo. No se dejaba tocar el engaño. Una segunda serie rotunda, cambio de mano y de pecho, echándose al animal por delante. Toro nada fácil porque tenía tendencia a echar la cara arriba al final del pase y al que Morante mejoró a lo largo de su lidia. Gran estocada. Larga y torerísima espera para que doblara el astado, que se resistía, y Morante a su lado componiendo una estampa de torero antiguo. Fuerte petición, no atendida.

Colorado, ojo de perdiz el cuarto. De finas y bonitas hechuras, metió bien la cara en el capote de Morante, pero justo de fuerzas. Lidia laboriosa, muchos capotazos. Tres chicuelinas de Morante en el quite, inconfundibles porque este lance en el sevillano cobra vida propia, pues se lo trae toreado y lo lleva con los vuelos hasta el final. Después dos verónicas lentas, majestuosas.

Y lo impredecible, Morante cojió los palos. Dos pares al cuarteo y un tercero al quiebro. La plaza en pie, y brindis al público. Toro suelto en el comienzo de faena y huido hacia su querencia de chiqueros. Ni en ese terreno seguía el animal la muleta, se había rajado con descaro. Estocada casi entera y atravesada.

Bonito el tercero, burraco, caribello y gargantillo. Larguísimo primer puyazo. Primeros compases de la faena de David Mora, rodilla genuflexa. En redondo con la derecha, dos series, vibrante la embestida pero un punto áspera. Tercera tanda, mandones los dos primeros pases y más a su aire el animal en el tercero. Tanda corta.

Al natural, el madrileño le corría la mano por abajo y el cuvillo le respondía. No había sido fácil pero David Mora supo llevarlo muy metido en la muleta, bien colocado, para alumbrar esa rotundidad que es consustancial al toreo cuando se hace por abajo. Pinchazo y estocada.

Más feo el sexto, un punto montado, se abría en el capote de David Mora tras una primera larga de rodillas. Bueno en el caballo y con gran tranco en banderillas. De rodillas con la muleta, un punto embarullado pero ya de pie las embestidas eran enclasadas. Humillaba el toro, muletazos vibrantes y de mano baja.

Se venía de lejos y repetía con celo el animal pero se aburrió cuando lo tomó al natural. Fue un toro bravucón y la faena se vino a menos. Estocada atravesada.