La última vez que Alvaro Luis Caldas Almuster, el padre biológico de Alba, besó a su hija, la pequeña también estaba en el Vall d´Hebron. En aquella ocasión, el 20 de diciembre, sólo hacía un día que la niña había ingresado con varias fracturas en el brazo derecho. Después, la madre le señaló a él como responsable de las lesiones y de agresión sexual. El hombre regresó ayer al mismo hospital. Pero no pudo besar a su hija.

"No me han dejado verla. Pobrecita. Es un ángel. No puedo entender cómo han podido llegar a esto", aseguró. Su abogado le ha recomendado que no haga declaraciones. No en vano, el lunes abandonó los juzgados de Fraga, tras ser detenido el jueves por la Guardia Civil, acusado de ser el autor de las lesiones que provocaron el primer ingreso.

"Yo no he tocado a mi hija. Alba estuvo conmigo en Navidad, del 2 al 8 de enero". De manera inconsciente, se revela contra la actual situación y habla. "Cómo es posible que mi hija estuviera ingresada en diciembre, que todo el mundo sospechara que sufría malos tratos, y a mí, que soy su padre, hasta el sábado que me detienen nadie me dijera nada".

El hombre, que vive en Ontiñena, una aldea a las afueras de Fraga (Huesca), asegura que su exmujer le amenazó con arruinarle la vida. Y añade que fue la detenida la que convenció a Alba para que acusara a su padre de los malos tratos.

"Ahora sólo quiero que mi hija se ponga buena". Un sentimiento que comparte con P., un vecino de Manresa (Bages) que convivió con Alba y su madre ocho meses, entre junio del 2004 y enero del año pasado.

"A mí me engañó, como sospecho que ha engañado a todos los hombres con los que ha estado. Pero nunca la vi maltratar a su hija", asegura. P., conoció a Ana en la sección de contactos de un teletexto. "Yo había enviado un mensaje porque deseaba iniciar una relación estable y ella me contestó. Nos conocimos, me gustó, y me gustó la niña. Compré un piso para vivir los tres". Era su primera relación sentimental.

Le gustaría volver ver a Alba. Como a muchos. Como a sus vecinas de Montcada o a sus compañeros de P5 del colegio Viver. Ayer, la centralita de Vall d´Hebron pasó parte del día colapsada. "Nos llaman de toda España. Hay gente que quiere saber cómo está. Otros llaman para dar ánimos y algunos, incluso explican que quisieran adoptarla", dijo la portavoz.